“Doctor, tengo un noviazgo de pocos meses y yo siento mucho aprecio por esta persona, pero ya no estoy motivado a seguir. Tengo muy claro que la quiero, pero es una persona difícil, sexualmente me siento muy frustrado, no compartimos nada. Cuando le he manifestado mis incomodidades, al final no hace nada, el problema es que no la puedo terminar porque me da mucha tristeza verla cómo se pone”.
1. Todos tenemos derecho a sentirnos plenos en una relación y para que este sentimiento de plenitud se desarrolle, se ocupa la participación consciente de ambas personas en una relación, para procurar satisfacción, así como para implementar cambios positivos en beneficio de ambos y que no implique anular la individualidad de la pareja.
2. Si ante un proceso de insatisfacción alguno de los dos propone cambios, pero el cambio no llega, posiblemente haya una curva de inestabilidad que impide crear un clima de diálogo constructivo que posibilite resolver todo aquello que causa complicaciones.
3. Una relación no tiene que ser perfecta, lo que posibilita la estabilidad emocional es la identificación de situaciones, conductas o hábitos que afectan a uno u otro, que mediante una propuesta de negociación y trabajo consciente de ambos, se pueda progresivamente cambiar, mejorar para que haya crecimiento. De lo contrario se crea un ciclo de tensión, que se vuelve improductivo. Todos estamos en deber de revisar nuestras conductas, si hay resistencia al cambio, el pronóstico de satisfacción es reservado.
4. Quedarnos porque no manejamos nuestras emociones es un grave error, no es una premisa sana para estar en una relación. Se está en una relación porque se trabaja en equipo, porque ambos asumen plena conciencia de la importancia de crear un proyecto emocional sano, si esto no sucede, quedarse podría ser un error, y ante esta situación, creo que ambos tienen que buscar ayuda terapéutica y tomar decisiones para estar bien.