“Estuve con una mujer muy celosa, explosiva y difícil. Me convertí en un hombre que hacía lo que ella decía, siempre me juzgó y me criticó, pero me di cuenta que ella me dio vuelta muchas veces durante años y de inmediato nos divorciamos. Creí que me iba a doler, pero sentí una liberación, me siento feliz, he retomando la relación con mis amigos y la familia. Ahora quiero vivir mi vida y encontrar a alguien diferente, pero no sé si sentirme tan tranquilo esté bien”.
1. Hay momentos para tomar en cuenta las emociones, los hechos, la historia y cada capítulo de su existencia para tener claro lo que está viviendo. Usted describe una relación donde hubo un círculo vicioso de celos, control y problemas, que fueron apagando su individualidad, que muchas veces provoca que se desvincule afectivamente de la otra persona.
2. El proceso de separación y divorcio se convierten en temas muy liberadores cuando se da cuenta que fuera de ese esquema, vuelve a respirar, recuperar su individualidad, desaparecen los problemas, los gritos y las complicaciones, esto le da paz y tranquilidad.
3. El propósito de una decisión a este nivel está orientado precisamente a reconectarse con la vida, la esperanza y abrirse a la posibilidad de comprender lo sucedido, aprender de esto y reconocer sus posibilidades de desarrollo y avanzar.
4. Así que si usted se siente tranquilo retomando su vida vaya despacio, tome las cosas con serenidad, trace objetivos, revise su agenda, socialice, amplíe sus intereses, viva. De eso se trata una segunda oportunidad, de volver a vivir sin estar en conflicto con la vida.
5. Al final de lo que se trata la vida es de trazar nuevos caminos orientados a la realización personal, al crecimiento, a la apertura y a nuevas oportunidades de desarrollo. Más allá del dolor tiene que vivir conectado con la fe y la esperanza y pensar con cabeza fría para avanzar.