“Tomé la decisión de terminar una relación de 14 años porque nunca pasamos de ser novios. Al final nunca dimos un paso más allá y no pude seguir esperando. Él me culpa de esta decisión, pero me siento bien, solo que me duele que me diga que yo lo arruiné. Siento que es de esas relaciones que no van para ningún lado y no quiero perder más tiempo”.
1. “Hasta aquí llego yo, pero que miedo equivocarme”. Esta expresión en el amor, es cierta y asusta muchísimo, pero es una posición emocional y personal absolutamente válida cuando responde a un proceso de autorespeto, que es fundamental cuando es un acto que la rescata de situaciones afectivas que dejan muchos vacíos.
2. Terminar está bien cuando se da cuenta que no hay reciprocidad, cuando se entera que es imposible construir una relación sana porque la otra persona no está en la misma frecuencia, cuando la sensación de felicidad se diluye y es prácticamente inexistente ante el dolor de lo sueños rotos.
3. Hay momentos para tomar decisiones y es un derecho personal. Es válido cuando alguien se cansa de rogar, cuando se da cuenta que está sola en una lucha de dos, cuando se quita la venda de la negación y se opta por la crudeza de una verdad que libera.
4. Es duro decir: “hasta aquí llego”, porque detrás de estas palabras hay un proceso de muchísimos duelos, a los que cuesta a veces renunciar porque se ha invertido tiempo, dinero y quizá le ha dado a otra persona los mejores años, entonces es común resistirse a perder lo invertido, pero esto es como un negocio, si le mete plata y este no levanta, ni da ganancias, entonces llega un momento en que el capital de inversión se acaba y hay que cerrar porque ese negocio la va a arruinar.
5. “Hasta aquí llego yo” puede ser aterrador, pero no deje que sus miedos e inseguridades la sostengan y la mantengan en situaciones de tristeza profunda y de visiones desesperanzadoras.