El humorista Rigoberto Alfaro no tiene nada que envidiarles a otros coleccionistas de las villas navideñas que fabrica la marca Lemax.

La colección de villas navideñas que tiene el creador de los personajes de “Gallina” y “Paco el Paco” tiene las mismas bellezas que muestran muchos coleccionistas el mundo por medio de Internet.

La empresa Lemax es el papá de los tomates con todo lo que tenga que ver con piezas de colección de las tradicionales villas navideñas.

Esta compañía se fundó en 1990 y desde entonces ha recreado mágicos pueblos miniaturas donde se puede ver a Colacho volando con su trineo y los renos, pueblitos con calles blancas debido a la nieve de mentirillas que cae sobre ellas.

La compañía además de contagiar el espíritu navideño alrededor del mundo también vende pueblos fantasmas llenos de monstruos para los que aman decorar sus chozas en Halloween.

A pesar del éxito que tiene Lemax, la compañía no tiene locales en todo el mundo, sino que distribuye sus piezas en las grandes tiendas departamentales. En el caso de Costa Rica, Cemaco vende las piezas coleccionables.

Además, la página oficial de la empresa en Internet permite a los fiebrazos comprar por ese medio.

Todo un mundo

El toque de la colección es que Lemax creó varias categorías de villas y a cada una las bautizó con un nombre diferente, dependiendo de la temática de cada pueblo.

Carnival, Plymouth Corners, Sugar’N Spice, Santa’s Wonderland, Vail Village y Caddinton Village son algunas de las colecciones.

Cada año los fanáticos comen ansias para saber cuáles serán las nuevas piezas que lanzará Lemax para las diferentes vilas antes de que llegue diciembre.

Pero también los compradores andan con el corazón en la mano porque la empresa en ocasiones anuncia el retiro de alguna villa o pieza. Así que si no la compró a tiempo, la villa queda incompleta y literalmente queda viendo pal’ciprés.

O la otra, es pagar caprichos en páginas de Internet que sí los adquirieron y que ofrecen a precios muy altos.

Los pueblitos son una maravilla y no es un secreto que el que quiera tener uno debe tener bastante plata para armarla. Así que es un lujo que solo unos cuantos se pueden dar.

Los precios de los artículos varían, ya que entre más sencillas las piezas, más baratas son. Por el contrario, si la pieza tiene luces, movimiento y sonido, aliste la billetera porque tiene que sacar buena platica.

Según la página oficial en Internet de Lemax los clientes pueden conseguir cositas pequeñas desde $4.50 (unos ¢3mil) hasta $206 (unos ¢120 mil)

Además, la compañía vende desde adaptadores para conectar toda la villa hasta las máquinas especiales que permiten que caiga nieve en el pueblo.

Árboles, perros, gatos, osos, pistas de patinaje, carros, fogatas, personas, y por supuesto, trenes y muchas tiendas, son parte de la gran variedad que ofrece la reconocida empresa.

Los amantes de las villas Lemax están por todo el mundo y cada vez son más los que caen rendidos ante la magia de estos pueblos imaginarios. Es por eso, que cada año, en varios países se realizan competencias para reconocer y premiar a las villas más grandes y más chuzas.

Las tiendas departamentales que venden la piezas también se lucen antes de que llegue diciembre con enormes exhibiciones para antojar a sus clientes.

Tal es el caso de la tienda Klondyke Garden Center en Mortonhall, Edimburgo, Escocia, donde armaron un pueblo navideño en miniatura con más de 100 pequeños personajes. Es una de las exhibiciones más grandes del mundo y duraron una semana armándola.