“Mi pareja y yo estamos haciendo terapia porque nos estamos dando una oportunidad. Creo que vamos muy bien, pero hay cosas de él que a mí nunca me han gustado. Por ejemplo, a veces se aísla, pasa en su computadora o se pone a leer libros que siento que no le aportan mucho. Él tiene un horario flexible y me molesta que no vaya temprano a hacer ejercicio, si no solo cuando él quiere. La psicóloga que nos está ayudando me dice que tengo que aprender a respetar el ritmo de la otra persona, pero es que nadie ha vivido lo que yo he vivido con él. Quiero un hombre más activo”.
1. Este es un tema para que usted lo discuta a fondo con la psicóloga. No obstante, a partir de la pequeña impresión que usted me da, debe tener cuidado de querer que todos pinten el mundo con los lápices que usted quiere.
2. Toda relación tiene que pasar por estructuras de aceptación, comprensión y tolerancia para establecer vínculos sanos y constructivos. Porque de lo contrario, se estaría en un proceso de intransigencia emocional donde uno de los dos dicta sentencia y el otro ejecuta y así no es una relación.
3. Según su criterio, él debería pensar que un espacio personal, una lectura recreativa y una mejor administración del horario a usted le resultan molestos, pero le pregunto: ¿en qué le afecta a usted esto? ¿En qué afecta que una persona decida cómo administrar su horario de ejercicio? ¿A usted le parece tener una visión objetiva y justa?
4. Hacerse este tipo de preguntas es esencial para hacer un análisis de los elementos que causan tensión. A veces suele pasar que el problema no es lo que pasa, sino el cómo lo interpretamos. Un elemento central del amor es el respeto a la otra persona, toda relación tiene que pasar por procesos de aceptación y negociación, para que tenga una funcionalidad sana. Revise esto con su terapeuta.