La protagonista de “Ghost”, Demi Moore, una de las máximas figuras de Hollywood, supo capear todas las tempestades que se le presentaron. Incluso la que más hizo sufrir a su círculo íntimo: su adicción al alcohol.
La mujer, de 56 años y para quien el tiempo parece no haber pasado, aceptó sentarse frente a una cámara de televisión junto a las tres hijas que tuvo con Bruce Willis (Rumer, Scout y Tallulah) para discutir sobre los detalles aparecidos en su autobiografía “Inside Out”.
Durante la entrevista, conducida por Jada Pinkett Smith (esposa de Will Smitht), la menor de las hermanas, Tallulah, fue consultada respecto a ese lado oscuro de su madre. Pero específicamente, la conductora preguntó acerca de lo que ella había sentido al ver a Demi en estado de ebriedad.
“Es como si el sol se hubiera puesto y un monstruo hubiera venido”, afirmó Tallulah sobre los momentos en que su madre había bebido en exceso.
"Recuerdo solo la ansiedad que surgía en mi cuerpo cuando sentía que sus ojos se estaban cerrando un poco más... por la forma en que hablaba. O que sería mucho más cariñosa conmigo si no estuviera sobria”, dijo la joven, de 25 años, según publicó el sitio Infobae.com.
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“Recuerdo estar muy molesta y tratarla como a una niña y hablarle como a una niña. No era la madre con la que habíamos crecido”, dijo Tallulah con Demi sentada frente a ella. “Era todo adverso”, aportó Rumer, la mayor de ellas (31 años) cuando fue su turno.
La mala relación con sus hijas y la profundización de sus adicciones llegaron tiempo después de que Moore se separara definitivamente del actor Ashton Kutcher.