“Me he sentido muy mal y he atravesado una depresión muy fuerte. Estoy en tratamiento, pero una de las cosas que más me duele es saber que hay familiares o gente en el trabajo que no comprenden lo que he vivido y me juzgan, me tratan de loca y es muy doloroso”.
1. Como cualquier otro proceso de salud, los trastornos de orden emocional no deberían suponer la estigmatización del buen uso de las facultades de un ser humano, ya que hacen dudar de su capacidad y competencias para enfrentar la vida.
2. La depresión como tal es un proceso sicológico y físico que tiene muchas variables, que responde a una serie de situaciones a lo largo de la vida, donde la herencia, lo social y personal, lo laboral, el estrés o el entorno pueden afectar la funcionalidad de una persona y llegar a crear un cuadro depresivo. Este es multicausal, no es un acto de voluntad; es decir, no depende de la persona decidir si entra o sale de dicha depresión y se requiere apoyo médico-sicológico para poderlo afrontar.
3. La gente debe sensibilizarse para comprender que igual que se hace una alergia en la piel o se enferma el cuerpo, un ser humano empieza experimentar una sintomatología que tiene que ver con la conducta, el pensamiento, la emoción, la integración social, el manejo de sus emociones, que se llama depresión y tiene tratamiento. Todos los que están alrededor de una persona con depresión deben desarrollar empatía y sensibilidad.
4. Uno de los ejes importantes de los tratamientos de depresión, tiene que ver con el apoyo familiar, social y laboral, para que la persona pueda desarrollar un mayor ajuste. A cualquier ser humano le puede pasar y no se puede estigmatizar, criticar, señalar y juzgar. Todo lo contrario, el entorno de la persona con depresión debe ser un espacio de apoyo, cercanía, solidaridad, escucha y empatía.
Concéntrese en salir adelante y haga caso omiso de las críticas.