Farándula

Las dos mamás del pequeño Carlo

Lorena y Carla dicen que su máxima preocupación es educarlo de forma correcta

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Después de 20 años de conocerse y lograr casarse en Yucatán, México, Lorena y Karla viven no solo su unión como pareja sino el reto de ser madres de Carlo, de 4 años y que es hijo de Karla mediante inseminación artificial.

La historia de las mujeres se inició en los años noventa, ambas eran muy jóvenes y ambas estudiaban en el Instituto Tecnológico de Mérida, donde cursaban estudios de Administración.

Esa amistad se transformó al paso del tiempo en amor y fue así como acabaron siendo novias y pareja que lucharon después por su derecho a casarse.

Lorena y Karla nunca pensaron que esta amistad derivaría en algo más íntimo y luego de 20 años hoy son esposas y su amor se afianza con la llegada de Carlo, hijo de ambas, y que ha transformado su vida y a que a las dos, les conduce su vocación a la maternidad.

Lucha fuerte

Su relato habla de que su condición de pareja no les dejó un camino fácil, pues durante muchos años buscaron unirse en matrimonio, pero las leyes de Yucatán no contemplan esa figura, lo cual las discriminó y las obligó a vivir su relación en “el clóset”.

En el año del 2009, comenzaron esta batalla legal interponiendo amparos para que el Registro Civil de Yucatán, accediera casarlas, pero todo era negativo hasta que en el año 2014 la Suprema Corte de Justicia de la Nación ordenó al estado de Yucatán que celebrara su matrimonio, junto con el de otras cuatro parejas.

Lorena y Karla se casaron. Es verdad que son matrimonio, como dice Lorena, que “ahora la sociedad nos acepta ya sin mucho problema”, pero no fue nada fácil y ahora ante ellas, el reto de ser madres para el pequeño Carlo producto de un proceso de inseminación artificial al que se sometió Karla, quien por cierto, es la que se encarga de las labores en casa y de ir por el pequeño a la escuela.

Las dos mujeres aseguran que su máxima preocupación es educar de manera correcta a Carlo y que sea un niño feliz y un hombre de bien.

Señalan que no es una labor sencilla “salir del clóset”, ya que de hecho –sostienen– “todos los días debemos hacerlo, salir del clóset”, ante las preguntas que las personas hacen sobre su relación y maternidad.

Karla y Lorena reconocen que la mayor discriminación que sufren es por parte de algunos de sus familiares, pues no aceptan el hecho de que sean esposas.

“Los maestros de la escuela de Carlo y nuestros vecinos nos tratan con normalidad. Siempre se dirigen a Carlo como el niño que tiene dos mamás”.

“A veces, los niños le preguntan a mi hijo que dónde está su papá, él contesta que tiene dos mamás”, dijo.

Ante ello, señaló: “me siento plena y libre viviendo para mi hijo y mi esposa”.Por su parte, Lorena, empresaria, y quien ha puesto todo su empeño y dedicación por vivir su maternidad, –ya que aunque no es la madre biológica de Carlo–, actúa como tal y es la que se encarga de proveer de todo lo necesario para que su familia funcione.

“Vivir mi maternidad ha sido lo más hermoso que le ha pasado a mi vida”.

“Acompañé a Karla desde el momento de la concepción, durante el embarazo, en el parto y ahora en la educación de Carlo, lo cual nos da la oportunidad de vivir nuestra vocación de madres y como pareja homosexual”, precisó.

Ambas coincidieron en que seguramente pronto el matrimonio igualitario será una realidad en Yucatán.

Karla y Lorena son una de las primeras cinco parejas del mismo sexo que contrajeron matrimonio en Yucatán, luego del fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y tras una lucha jurídica y consiguiendo amparo federal.

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