Farándula

“Llevo dos años separada, pero él no ayuda para que terminemos de divorciarnos”

Consejos útiles para una mejor calidad de vida

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“Llevo casi dos años de separada, claramente esto es un divorcio, pero he intentado por diversas formas hablar con mi expareja, para poder hacer un cierre, pero no contesta correos, no hay propuestas, prácticamente está ausente de la vida de mis hijas y cuando le pregunto sobre los borradores que hemos enviado, solo recibo ofensas. Me siento atada y muy mal con esto, pues quiero terminar este capítulo”.

1. En definitiva, un proceso de separación y divorcio debería significar un nuevo comienzo para todos, tanto para la pareja como para los hijos, esto implica una reorganización a muchos niveles, por ejemplo, lo económico, el régimen de visitas, el análisis y la distribución de los bienes gananciales, la estructura de comunicación, el espacio de cada uno de los adultos con sus hijos, en fin, es reorganizar la vida.

2. El llamado frente a una situación de estas es optar por las vías de negociación y conciliación, que permiten establecer acuerdos mediante un diálogo constructivo, donde ambas partes pueden analizar y proponer con el principio de justicia, donde se maximice el beneficio para todas las partes a partir de acuerdos sanos.

3. Cuando estos procesos se complican y una de las partes o ambas no facilitan la negociación, las mediaciones legales son bloqueadas y no se establece una estructura de comunicación que permita el establecimiento de un proceso que nos lleve a un buen cierre, entonces tenemos que partir de esta realidad, no hay anuencia a la negociación.

4. Aquí en acompañamiento legal y terapéutico es importante, llega el momento para avanzar en este proceso, ya no por vía de la mediación, sino por intervención de los procesos que se pueden establecer en un juzgado de familia y es aquí donde pesa mucho la realidad, estar abiertos a negociar con justicia es la posición más sana, coherente en una separación.

5. No obstante, si esto no se da, simplemente porque una de las partes no lo quiere, se debe reconocer que tenemos derecho a hacer nuestros procesos de cierre y reorganizar la vida afectiva, económica, social y la familiar y esto va a implicar tomar decisiones en las que se debe pedir la intervención de las autoridades para hacer un nuevo comienzo en la vida.

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