A la coreógrafa Lucía Jiménez, actual campeona de Dancing with the stars, le tocará este domingo uno de los mayores retos en la pista de baile: poner a menearse a Mauricio "Chunche" Montero y a Fitzgerald Hanney, el exembajador gringo.
El asistente técnico manudo volverá a la pista, en la que, acompañado de Luchi, fue protagonista en la segunda temporada. Ambos quedaron en el segundo lugar.
La pareja tiene un par de semanas de estar ensayando y, luego del cambio de bailarines que hicieron hace dos semanas, Fitz regresó con Lucía y se topó con que ella estaba de vuelta con su "ex". Parece historia de telenovela.
Por eso, conversamos con la bicampeona mundial de salsa para saber un poco cómo ha hecho para dividirse entre las dos estrellas, a quienes les guarda mucho cariño.
–¿Cómo ha sido esta semana de ensayos con Chunche y Fitz?
La semana pasada empecé con Chunche y, como no tenía a Fitz, hasta este martes se conocieron. Con Mauricio el reencuentro fue muy lindo, está con las sensaciones de vuelta, de cuando uno regresa a bailar sintonizando los pasos de baile. Ha sido muy divertido porque desde que se encontraron empezaron a comerme diciendo que soy la majadera, por tanto que insisto cuando les estoy enseñando.
–¿Cuáles similitudes encuentra entre ellos?
Son distintos, pero se parecen mucho en la humildad, el carisma y cómo se ganan a la gente de rápido. Son personas sencillas, disciplinadas y con buena actitud. Con los dos he tenido un ambiente muy ameno.
–¿Con cuál de los dos le cuesta más?
Como te digo, es vacilón porque son superparecidos, la retentiva les cuesta mucho, hay que darles las instrucciones una y otra vez, también porque me mangonean mucho.
– A usted se le tiene pinta de muy mandona, ¿por qué es que ellos sí la pueden mangonear?
(Risas) Porque los dos me han tocado el corazón. Yo tengo mucha paciencia y más cuando una persona quiere mejorar y aprender. Lo de majadera se da en los ensayos, pero mientras ellos estén cómodos para mí eso es lo más importante.
–¿Qué les toca bailar el domingo?
A los dos les toca merengue. La coreografía de Chunche está hecha para disfrute y que se mueva como sabe y la de Fitz es más compleja porque él todavía está en competencia y tiene que dar lo mejor de sí.
–¿Qué le ha gustado más de trabajar con ellos?
Que, aunque podría decir de que los dos vienen de mundos diferentes, son personas impresionantes, tienen mucha humildad y eso es admirable.