“Nos casamos cuando teníamos veinte años y ahora que tenemos cuarenta, se ha mostrado celoso, controlador e irritable. Todo comenzó cuando retomé mi vida laboral porque mis hijos están en otra etapa y quiero realizarme como persona, pero el dice que no puedo descuidarlo, se molesta si me ve en una reunión virtual, me cuestiona mi ropa. Le dije que si no está cómodo que busque vida, porque yo no soy la empleada, ni estoy para asistirlo a él en todas sus demandas. Creo que siempre había sido así, porque no tenía vida propia. Él me dice que si no renuncio, el matrimonio se va a venir al suelo.
1. Es necesario buscar un proceso terapéutico que le permita clarificar aún más su posición, ahora que usted empezó a trabajar y se desarrolla a nivel personal.
2. Desarrollarse a nivel académico y profesional no solo es un derecho, sino que, además, es una estructura de realización, en la medida que se adapta a la vida de forma completamente diferente. Por eso se espera que haya acuerdos y respeto al desarrollo de cada miembro de la pareja.
3. Usted tiene derecho a experimentar autonomía financiera, realización personal, laboral, por lo que la familia se debe de adaptar a esta nueva condición. Una familia tiene que tener una visión cooperativa en todos los aspectos y no es su obligación asistir en todas las necesidades del hogar. Cada uno debe aportar y esto es una visión de justicia, equidad, porque el desarrollo personal es base de la salud emocional.
4. La posición de su pareja tiene fuertes matices de control, coacción y anulación. Sentirse culpable por estas cosas es asumir criterios sesgados desde la imposición y los celos. Esto va a crear muchas tensiones y su pareja debería asumirlo, revisarlo y celebrar su independencia. Si él no puede adaptarse, se cierra a un proceso de comprensión y la pone en jaque mate. Deben buscar ayuda para que les brinde un nuevo enfoque.