“Mi esposo es un muy buen hombre, pero es tan pasivo. Le he dicho de muchas formas que rompamos la rutina y no tiene iniciativa. Lo que me molesta es que veces se le ocurren cosas cuando chocan con otras actividades, como organizar un paseo el Día de la Madre, sabiendo que mis hijos llegan a la casa y vamos a tener a mi suegra y a mi mamá en un almuerzo. Dice que soy muy difícil y que nunca me queda bien”.
En una relación de pareja es muy importante la palabra comprensión, la cual implica dos grandes procesos.
El primero requiere comprender realmente cómo es la otra persona para desarrollar expectativas reales, que le permitan saber qué puede aportar la otra persona.
Segundo, la comprensión implica que usted le explique amplia y claramente a su pareja, en cada etapa de la relación, aquellas necesidades o deseos que tienen, con el objetivo de que haya una comunicación clara, que les permita comprender lo que ambos desean.
En ambos procesos se busca un diálogo objetivo, que procure claridad y orientado a que puedan hacer los ajustes necesarios para tener una vida emocionalmente satisfactoria. Esta es una responsabilidad en el amor.
En este proceso también está la consciencia individual de aporte, porque en una relación todos están llamados a una interacción constructiva, propositiva y cargada de iniciativa que les permita romper la monotonía y las rutinas pasivas que van creando distanciamiento, silencios y falta de interés que empiezan a cultivar la indiferencia.
No basta con pagar el agua, la luz, el teléfono, sacar la basura y pasar la escoba, se requiere una participación consciente, orientada a la estimulación del afecto que permita que dos personas renueven constantemente la motivación para estar juntos, en caso contrario se van creando vacíos que pueden poner en riesgo la estabilidad de la relación.