“Es difícil confiar en uno mismo cuando su propia familia es la que te critica y te hace sentir mal todo el tiempo. Yo vengo de una familia muy disfuncional, donde hay mucha agresividad verbal, es un ambiente muy complicado, yo quisiera que las cosas fueran diferentes, pero es imposible hablar con ellos”.
1. Ciertamente no podemos ser ilusos, decir que a palabras necias, oídos sordos, pues de una u otra manera el ambiente en el que nos desarrollamos en el día día, de una u otra forma, tiene un impacto en nuestra forma de pensar o de valorarnos a nosotros mismos, esto puede tener matices de negatividad.
2. No obstante, también todo ser humano está llamado a hacer un esfuerzo por ponerle filtro a sus oídos y trabajar en la autoafirmación, como una forma de vida, es decir, aprender a escucharnos, por encima de lo que sucede, con el objetivo de fortalecer nuestra autoestima y autopercepción, y este es uno de los grandes retos de la vida.
3. Si bien es cierto que el ambiente juega un papel importante, va a pesar más nuestra capacidad de programar nuestra mente, a partir de la creación de un lenguaje interno, que nos permita reconocer nuestras virtudes, fortalecer el autoconcepto y empezar a funcionar desde ahí, como un compromiso personal en nuestro desarrollo emocional.
4. Esto requiere aprender a omitir, soltar, e incluso evadir todo aquello que no está en nuestro control, en la medida de nuestras posibilidades, el reto es procurarnos relaciones, sea dentro del marco familiar o en nuestra estructura social o laboral, que nos permitan tener un ambiente más sano.
5. Es una elección, requiere mucha fortaleza interna, para aprender a trazar nuevos caminos, pero cuando el ambiente nos ha afectado, se vuelve importantísimo leer, escuchar, estudiar, aprender sobre emociones e incluso abrirse la posibilidad de hacer terapia, para romper los esquemas de negatividad y aprender a crear herramientas de autovalidación que nos fortalezcan.