“Yo perdí un hijo cuando se casó porque mi nuera es una mujer muy difícil. Esta es la tercera Navidad que no lo veo, no me habla, ellos se molestan porque yo he sido una mujer muy franca, cuando veo algo que no me gusta se los he dicho, pero esta muchacha todo se lo toma a mal. En aquel momento les tuve que llamar la atención muy fuerte a los dos porque se hicieron unos tatuajes y yo no eduqué a mi hijo para que hiciera estas cosas y es esa mujer la que le ha metido todas estas ideas en la cabeza, se enojaron y no me volvieron a hablar, tengo una nieta de dos años que no conozco y no veo, me pregunto por qué ellos no son humildes, me buscan y aceptan sus errores para poder tener una bonita relación”.
1. Me da la impresión de que usted ve esto en una sola vía, es decir, que el problema lo tienen ellos porque no aceptan lo que usted dice o hace.
2. La expresión “esa mujer le mete ideas a mi hijo”, me parece que expresa desde su perspectiva una posición sesgada donde usted, me da la impresión, pretende tener la razón, por tanto usted habla y parece ser que tienen que darle la razón para poder llevar la fiesta en paz.
3. Usted se ha detenido a pensar si es que en su forma de comunicarse, la forma en la que habla, lo que expresa y cómo lo expresa podría ser también un detonante del conflicto y no necesariamente sea que a ellos no se les puede decir nada, ¿considera usted que a los adultos se les debe decir qué pueden hacer y qué no?
4. Haga un análisis desde la empatía, ¿cómo reaccionaría usted ante un comentario de esta índole? ¿Considera usted que esta forma de comunicación contribuye a la paz emocional? ¿Usted siempre tiene que tener la razón?
5. El final de su correo dice que ellos deberían tener la humildad de buscarle, aceptar que cometieron errores, y, según sus términos poder llevar la fiesta en paz, creo que usted debería buscar ayuda, cuando nos consideramos poseedores de la verdad, sin estar abiertos a escuchar, posiblemente los diálogos sean infructuosos e improductivos.