“Mi novio es una persona muy agresiva, celosa y controladora. Es una lástima porque, fuera de estas tres cosas, realmente es un buen hombre, pero todo lo borra cuando se enoja. Yo terminé y no voy a regresar, a pesar de qué él me lo propone, lo tengo muy claro, pero me pregunto por qué alguien no es capaz de tomarse en serio las cosas cuando uno le dice. Ahora hace promesas, pero yo no le creo, porque viví un infierno”.
1. Me parece que es una pregunta muy válida, porque las personas se conectan con su pareja en términos de mejorar, crecer y cambiar lo que no nos hace bien, hasta que se vive una ruptura, una separación, es una eterna pregunta y no es de fácil respuesta.
2. No obstante, frente a esta realidad, se vuelve de vital importancia que a partir de este experiencia, y lo que usted visualiza para su vida, tome en consideración el componente de la agresión para elegir estar o no con alguien. Por supuesto, en un esquema de agresión, cualquiera que esta sea, simplemente no cabe la posibilidad de estar con alguien, porque esto lesiona a muchos niveles a un ser humano.
3. Si usted ya tiene una decisión, el enfoque de vida es comprender el grado de vinculación que usted tuvo, haga un análisis a profundidad, que le permita ver si estuvo ahí por dependencia, anulación, miedo o simplemente desarrolló un patrón iluso de cambio, que no se sostenía en los hechos. Usted expresa que vivió un infierno, ¿qué más necesita? ¿cuál es la confusión?
4. Hay rupturas que deben ser asumidas como un proyecto de vida, para modificar todos nuestros patrones afectivos y la forma en la que nos permitimos estar en una relación, precisamente para romper cualquier ciclo de violencia, no permitir que esto se repita. Un perfil de agresión es incompatible con la estabilidad emocional.