“Mi novio tiene 23 años y yo 30. Nos llevamos muy bien, pero él toma mucho. Él trabaja y es muy responsable, pero cada vez que le menciono el tema del alcohol se enoja. Además, como tenemos una diferencia de edad me dice que actúo como su mamá si le comento algo. Él grita, se enfada y arma son pleito, pero yo no reclamo sin fundamento”.
1. El tema acá es evaluar el nivel de apertura que ustedes puedan construir para enfrentar cualquier problema, de forma tal que haya una escucha prudente, en donde los puntos de vista de ambos puedan ser confrontados, para establecer acuerdos constructivos.
2. Cuando en una relación hay un proceso de tensión y no establecen acuerdos mínimos, respecto al tiempo, a la ingesta de alcohol, a la flexibilidad para escuchar o a cualquier otra diferencia es evidente que tienen procesos de discusión improductivos y que la base de la relación estará muy tensa. Además, la lista de temas sin resolver será mayor progresivamente.
3. Desde esta perspectiva, el camino sería enfrentar a un proceso de cercanía, que les permita hacer una revisión profunda, o en todo caso requieren buscar ayuda terapéutica para manejar una estructura de comunicación respecto al las emociones y el consumo de alcohol. Si a estas variables le suman las diferencias de edad, ustedes como pareja, deberían tener una urgente necesidad y capacidad de darle vuelta a estas cosas, de lo contrario el pronóstico es muy complejo.
4. Es importante que usted hable claro, directo, con un buen tono y desde la empatía, pero sin presiones. Ambos deben estar en la misma sintonía para poder resolver. De lo contrario tarde o temprano ustedes van a tener que pensar su posición respecto a estos temas y analizar la viabilidad de esta relación, sin acuerdos y sin una comunicación sana es difícil pensar en una relación que se vaya a perpetuar y sostener en el tiempo.