“Con todo lo que está pasando últimamente no puedo dormir, me siento muy angustiada, siento que las cosas cada vez están peor y no encuentro una salida”.
1. Estamos en un momento histórico en el que podríamos decir que la preocupación y la tensión se han convertido en dos realidades que están presentes todos los días, pero no pueden ser los grandes ejes de análisis de todo lo que nos toca vivir.
2. Resulta normal experimentar tensión, estrés, ansiedad e incertidumbre, respecto a la salud, las finanzas, estar en casa, el trabajo, porque posiblemente se ha puesto todo nuestro sistema de vida en pausa y en reorganización, sin tener mucha claridad de cómo reorganizarlo.
3. No existe una fórmula mágica, pero si el insomnio es constante, lo recomendable es hacer una valoración médico psicológica pues dormir bien es clave para el bienestar emocional. No obstante, podemos hacer muchas cosas para administrar y gestionar nuestras emociones. ¿Cómo?:
a. Anotar cuáles son nuestras preocupaciones y qué afectaciones tienen. Escribir posibles soluciones y tratar de ejecutarlas.
b. Tomar esa lista, hablar con sus pareja, con la familia, con personas de confianza y confrontar las ideas, esto puede ayudarnos a tomar decisiones.
c. Lo que no está en nuestro control no está en nuestras manos, así que toca ajustarse y aceptar, pero hay que definir muy bien que está en nuestras manos para empezar a trabajar en soluciones.
d. Es de suma importancia hacer dieta de información, hacer ejercicios de respiración y meditación, círculos de diálogo, para desahogarnos y desviar nuestra atención hacia nuestros gustos e intereses como: lectura, películas, música, libros de manualidades o tareas específicas.
e. Es importante revisar nuestra alimentación y procurar que sea profundamente balanceada o evitar ingerir alimentos que pueden crear un desbalance en nuestro estilo de vida.