Farándula

Novelón: La tarde en que un deslave borró a una familia campesina

Olmidas Cerdas nunca regresó a la finca familiar donde perdieron la vida sus padres, sus cuatro hermanos y un tío

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Olmidas Cerdas Chinchilla no ha encontrado aún las fuerzas necesarias para regresar a la propiedad, que pertenece a su familia, y donde perdieron la vida su papá, su mamá, cuatro hermanos y un tío debido a un terraplén ocurrido en 1971. Esos 46 años transcurridos no han sido suficientes.

Luz Miriam y su hermano Olmidas aseguran que la vida de cada persona está trazada según la voluntad por Dios. Foto: Julieth Méndez. (Julieth Méndez)

De la tragedia sobrevivieron los hermanos Luz Miriam, que tenía entonces 16 años; José Orlando, que tenía 11 años y Olmidas, de 14.

El derrumbe, que fue el 25 de agosto de 1971, se llevó a Héctor, de 17 años; Luis, de 8 años; Delio, de 6 años y a María Eugenia, de 3 añitos. Junto a ellos murieron sus papás, Malaquías, de 40 años, y Benilda, de 35. En la tragedia también perdió la vida Ángel Cerdas, de 38 años, tío de los niños.

Luz y Olmidas nos abrieron las puertas de su casa y de su corazón para recordar a su familia. José Orlando no pudo acompañarlos durante la entrevista porque trabaja como agricultor en una finca.

Olmidas empezó así: "Recuerdo como hoy lo que pasó ese día (hace una pausa)... Recuerdo como hoy ver las siete cajas en frente mío, acomodadas una a la par de la otra. Lo voy a recordar hasta que me muera".

En aquellos siete ataúdes estaba su familia. Y esas desgarradoras imágenes y recuerdos los lleva Olmidas grabados a pesar de que han pasado tantos años.

Regresar a la propiedad, aunque sea de visita, es algo que no le pasa por la cabeza. "Jamás volví, ni nunca regresaré. Todos teníamos la fe de que al comprar ese terrenito era para vivir de lo propio y tranquilos, pero con semejante tragedia era muy difícil vivir ahí por el impacto que nos causó", confiesa.

La familia de agricultores había comprado la propiedad en Roblar de Palo Seco, en Parrita, dos años antes de que pasara la desgracia. La humilde casa de la familia estaba sobre una loma.

El 25 de agosto de 1971 la vida de la familia Cerdas Chinchilla cambió en segundos.

El tío Ángel Cerdas, de 38 años, había llegado de visita en la tarde con una encomienda muy especial para su hermano Malaquías y para Benilda, su cuñada.

Ángel llegó a pedirles que fueran los padrinos para su bebita, nacida 22 días antes.

"Estaba oscureciendo, eran como las cinco de la tarde, estaba lloviendo pero a lo máximo. Mi hermano José Alberto y yo estábamos en un cuartico y de un momento a otro sentí como que pasó un viento y ya no volví a ver paredes, ni nada. Solamente vi todo aterrado", recordó Olmidas.

De los tres sobrevivientes, Olmidas fue el único que pudo salir con facilidad a los pocos minutos. Fue él quien rescató a su hermano José Alberto.

Una vez que lo puso a salvo los dos fueron a buscar ayuda. Corrieron a todo lo que les daba bajo un tremendo aguacero. Pero no era sencillo. El vecino más cercano estaba a más de una hora de distancia caminando.

Los primeros vecinos llegaron a eso de las 11 p.m. Era muy complicado llegar hasta la propiedad.

"El lugar es remoto, a treinta kilómetros al este de Parrita. Hay acceso por vehículo hasta Las Vegas de Palo Seco. De ahí hasta el lugar de la tragedia, donde la familia vive muy aislada, hay una jornada de tres horas a pie a través de senderos montaña arriba", se lee en el artículo que publicó La Nación el 28 de agosto de 1971.

La casita de la familia Cerdas Chinchilla estaba ubicada donde marca la flecha a la izquierda.Loúnico que quedó en pie fue el gallinero. Archivo GN.

Los primeros en llegar a la finca fueron el maestro Néstor Jiménez y el vecino Humberto Rojas. A pesar del terrible escenario, lograron encontrar con vida a Luz, que estaba atrapada entre escombros y tierra.

El día del funeral fue la última vez que Olmidas puso un pie en la propiedad.

"El abuelo paterno llegó por nosotros y después con el tiempo anduvimos de un lado para otro en casas de familiares", recordó.

Y a pesar del triste recuerdo que aún hace llorar a Olmidas, quien es constructor, él asegura que los dos años que vivieron en Roblar fueron los más felices y maravillosos de su vida.

"Vivíamos tranquilos, la finca daba todo lo que necesitábamos para comer. Era una tierra agradecida, cuanta cosa sembraba papá crecía. Solo salíamos cada cierto tiempo para comprar las cosas para prender las lámparas de canfín. Éramos una familia de agricultores humildes, católicos, que comían tortilla con un jarro de aguadulce y un chayote en agua", asegura.

Olmidas cuenta que cada vez que pasa un desastre similar como en el que murieron sus papás, sus hermanos y su tío se le hace un nudo en el corazón.

El vecino de Los Guido, en Desamparados, contó que durante la pasada tormenta Nate, que provocó la muerte de varias personas, deslizamientos e inundaciones, él no podía ver las noticias.

José Alberto, Canela y Olmidas permanecieron juntos durante varios días después de la tragedia. Archivo GN.

"Veía aquello y era llanto vivo, mi esposa me decía que era un pendejo, pero lo que pasa es yo viví eso mismo en carne propia", expresa.

Cuando La Teja visitó a Olmidas y a Luz les mostramos la publicación que había salido en La Nación apenas tres días después de la tragedia.

"Mirá... aquí estábamos con Canela (llora) En algún momento tengo el recuerdo de que había visto la publicación porque mi hermana las guardó por un tiempo, pero hace ya tanto de eso que no me acordaba que estábamos mi hermano y yo con Canela", dijo.

Olmidas recordó que Canela era la mascota de la familia y que el día del terraplén ella también quedó atrapada.

Todos creyeron que la perrita había muerto debajo del montón de tierra, pero 14 horas después, mientras las personas seguían con el rescate de los cuerpos, escucharon los ladridos de Canela y lograron salvarla.

Cada vez que se acerca en el calendario el 25 de agosto Olmidas trata de buscar fortaleza para su corazón.

Por esas cosas inexplicables del destino, o la vida, esa fecha se convirtió en la peor pesadilla para el constructor. Además de marcar el día en el que murió su familia, muchos años después, en esa misma fecha, falleció una de sus hijas cuando tenía apenas 13 añitos.

"Esa fecha para mí es terrible, pero con todo lo que me ha pasado, y saber que estuve en el mismo lugar donde murió mi familia, ver cómo quedó todo aquello y que a mí no me pasara nada, es solo porque Dios así lo quiso. Y Él sabe por qué todavía me tiene aquí".

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