Farándula

OPINIÓN: La amargura de Coco Mora también me contagió

Qué bajoneada me llevé con el ventrílocuo y no por la pinta ni por las cirugías plásticas.

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Cuando vi la hablada del ventrílocuo Miguel “Coco” Mora, a quien tenía rato de haberle perdido la pista, experimenté la misma decepción que tuve de carajillo cuando supe que no era el Niñito Dios el que traía los juguetes en Navidad.

Qué bajoneada me llevé con Coco y no por la pinta ni por las cirugías plásticas, sino por lo amargado que está, muy lejos de ese gozo y esa paz que irradian los cristianos (católicos o protestantes).

¿Qué se hizo aquella alma que llenaba de vida a sus simpáticos personajes? Su amargura brotó porque sintió que le hablaron feo en McDonald’s al decirle que se pusiera la mascarilla la cual había dejado olvidada, y porque después, en un centro comercial al que iba a comprarle algo a la doña a la tienda Zara, un guarda le dijo, con un tonito que lo resintió, que se pusiera la mascarilla como Dios manda, o sea, tapándose la boca y la naríz.

Coco, recordemos que un verdadero cristiano se convierte en ejemplo en esta guerra contra el covid-19, la cual ha dejado en Costa Rica 633 fallecidos, 631 hospitalizados y 249 pacientes en cuidados intensivos.

Como personaje público debe ayudar y no ser parte de ese enorme grupo de malamansados que entorpece el titánico esfuerzo de los funcionarios de salud. Usted, como cualquier tico nacido en este país libre y democrático, puede estar o no de acuerdo con el gobierno de Carlos Alvarado, pero la lucha contra el covid-19 va mucho más allá de pugnas políticas, estamos hablando de vidas en peligro, de muertes.

Y para terminarla de hacer, usted cree que los accionistas de McDonald’s o el español Amancio Ortega, dueño de Zara, el sexto hombre más rico del mundo, se van a resentir porque no contarán más con su destacada presencia en sus establecimientos comerciales...nada que ver Coco, ese sí fue un buen chiste en su amargada mañana.

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