Ahora sí la fiesta está completa por aquello de que busquemos un buen pretexto para celebrar este viernes.
Y es que la noche del miércoles los diputados declararon a las mascaradas como símbolo nacional. Así que ya tenemos el combo completo con la música de la cimarrona, que como manifestación cultural de los pueblos fue declarada, en enero pasado, patrimonio cultural inmaterial del país.
En cuanto a las mascaradas, el MEP, Cultura y Juventud, el Ministerio de Turismo y el ICT deberán, desde sus trincheras, levantarle el piso a este nuevo símbolo patrio. Ojalá cumplan con lo estipulado en el articulo 2 de la declaratoria.
Porque sin querer bajarles el piso ni a las mascaradas ni a las cimarronas, manifestaciones culturales que me encantan y que me devuelven a mi nostálgica infancia, en este país lo que sobran son buenas intenciones. Tenemos símbolos y declaratorias para todo.
Por supuesto que podemos señalar los esfuerzos de comunidades como Santo Domingo y Barva en Heredia; un poco en Alajuelita; Escazú, Ciudad Colón, Santa Ana, algunas comunidades de Cartago, como Tres Ríos, Pacayas, Juan Viñas, donde se mezclan las cimarronas y las mascaradas.
En estas regiones fácilmente podemos ubicar a los artesanos, a los mascareros y los mejores músicos de cimarrona, cualquiera en el pueblo nos da referencia de ellos porque son contados con el dedo y cada vez son menos aunque estamos llenos de leyes.
El papel aguanta todo, pero en la realidad todos estos ejemplares artistas mantienen vivas estas tradiciones a puro sacrificio, con plata de sus bolsillos, trabajando con las uñas, porque desde las altas esferas los reconocimientos no van más allá de un cartoncito y la foto del funcionario público robando cámara.