“Tengo casi 20 años de relación con mi esposo, pero cuando se enoja pasa meses sin hablarme o cuando me doy cuenta se va para la casa de la mamá y se queda por largas temporadas sin saber qué fue lo que lo molestó. Luego regresa como si nada hubiera pasado, pero este sube y baja me tiene cansada. Yo trato de entenderlo, aceptar que él es así, pero cuando le hablo de resolver, entonces, se enoja más y me castiga no hablándole a mis hijas, no ve a los nietos y le dice a todo el mundo que yo lo echo de la casa. Son incontables las veces que ha hecho esto”.
1. Claramente puede resultar muy agotador emocionalmente estar al lado de una persona cuyo manejo emocional lo lleva a la evasión, a crear múltiples separaciones. Pareciera ser, por lo que cuenta, que no hay diálogo ni certeza de por qué él reacciona de esta manera.
2. No existe la posibilidad de resolver un tema cuando no se abren las posibilidades a un diálogo claro, certero, oportuno, consciente, que permita identificar cuáles son los disparadores de esta situación para crear un puente que facilite establecer soluciones. Esto debe ser tema de dos.
3. Sin comunicación puede que tengan un proyecto de convivencia, de cohabitación, pero se aleja de la esencia de una relación que implica una integración constructiva y positiva del bienestar. En el tanto, ambos actores se permiten no solo la expresión de afecto, el asumir las responsabilidades económicas, sino también el desarrollo e incorporación a nivel personal de procesos que posibiliten estabilidad emocional.
4. Debe asumir los hechos y desde ahí evaluar qué le conveniente o no, porque estar sujeto a un proceso de idas y venidas, de múltiples rupturas, sin comunicación alguna, crea un pronóstico reservado en cuanto a una posibilidad de resolución. Usted tiene que empezar a trabajar y asumir una búsqueda de soluciones y le conviene buscar terapia.