En lugar de estar haciendo TikToks bailando o haciendo transmisiones en vivo en redes sociales para hablar con los “fans”, el comunicador Andrés Ramírez le dio una lección de periodismo a muchos colegas que se creen “influencers”.
Andrés, quien trabaja en Repretel desde hace unos años, quiso contar de primera mano lo que viven los romeros que caminan durante casi ocho días desde Tilarán hasta la basílica en Cartago. Para él no fueron suficientes unos cuantos pases en vivo o acompañarlos unos ratos sí y otros no, pues también hizo los más de 220 kilómetros a pata, como un creyente más.
Su cuerpo quedó exhausto, lleno de ampollas y magullado, pero con la satisfacción de que contó la historia de los fieles tilaraleños que año a año desafían sus límites como un acto de fe.
LEA MÁS: ¡Guácala! Los famosos que no se bañan todos los días
Más allá de esa excelente cobertura, si nos ponemos a ver las redes sociales del joven, tiene un perfil bajo, pues lo que destaca es su trabajo y, por supuesto, su vida en familia. Siempre anda alejado de escándalos y no por salir en tele y en un canal muy conocido, se cree la mamá de Tarzán.
Nos hace recordar varios casos como el del fallecido Roy Solano, que dedicó su vida a informar y no a figurar.
Estos ejemplos se alejan de los de muchos colegas, que han dejado la esencia de lo que es el periodismo, para creerse que son la noticia o, peor aún, para convertirse en “influencers”, que buscan dónde hay alguna actividad farandulera o regalías para andar con el ojo alerta.
También hay otros que se acercan a las fuentes e intentan crear una “amistad” con tal de ser más famosos y así arrastrar seguidores en Instagram o en Facebook, aunque de eso dependa ocultar alguna que otra noticia.
Si bien los tiempos han cambiado y las redes sociales dominan el mundo, tampoco se deben olvidar las raíces del periodismo, como a muchos les ha pasado y no al bueno de Andrés.