Farándula

Ramos de apoyo: "Él nunca quiere salir conmigo"

Rafael Ramos, sicólogo

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"Tengo una relación muy difícil con mi esposo, ya que él nunca quiere salir conmigo. Tampoco es que quiero que él esté siempre a mi lado, pero él juega fútbol con sus amigos tres veces a la semana, los viernes se queda con la gente de la oficina, el sábado se va a visitar a la mamá todo el día y los domingos se queda en la casa descansando. Nosotros no tenemos hijos y no hay manera de que él vaya al cine, al teatro o a comer conmigo. Tenemos tres años de casados y se lo he dicho muchas veces, pero me responde: 'usted me conoció así y se quiso casar conmigo'. El tiene razón, yo cometí el error de casarme con él sabiendo que es una persona difícil, egoísta e insensible, aunque pensé que lo podría cambiar. Le he dicho que busquemos ayuda y no quiere por lo que tomé la decisión de divorciarme".

1. Creo que no basta sentir bonito por alguien para decidir cansarnos. El amor no puede ser un sueño cargado de ilusiones en el que un día, de forma mágica, se van a resolver todas las complicaciones que se viven desde el noviazgo. La convivencia no cambia a un ser humano, porque simplemente se traslada a casa con todos sus hábitos y conductas, así que es el noviazgo el que debe ayudarnos a determinar si vale o no la pena tener una relación con una persona tan rígida.

2. Si su pareja tiene este discurso: "yo soy así", "usted lo sabía" y no quiere ayuda, no abre espacios de pareja, no hay una comunicación clara, no hay un replanteamiento de su posición e insiste que la que tiene problemas es usted, le recomiendo buscar ayuda para que haga un análisis profundo y tome decisiones antes del divorcio.

3. También debe evaluar si lo que nos ofrecen se ajusta a lo que queremos. Me parece que en su caso no hay una adecuada proporción en este sentido y pareciera ser que su pareja no tiene ningún interés en responder a sus peticiones, así que analice los hechos.

4. Creo que un cáncer en las relaciones de pareja es sostener noviazgos en los que se experimentan dificultades importantes y aún así insistir en casarse, pensando que las cosas van estar mejor, ya que lo que nos hace incompatibles no son los problemas sino la incapacidad de poder resolverlos y asumirlos desde una perspectiva más sana.

5. Frente a esta realidad creo que llegó la hora de tomar decisiones, pero le recomiendo que no se precipite por un estado emocional de insatisfacción o de frustración, sino que busque ayuda terapéutica para que logre establecer o no la decisión de divorciarse y replantear un proyecto de vida que le permita trazar un norte.

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