“Estimado doctor, mi esposa y yo tenemos 20 años de casados. Ella es una persona muy intensa en sus sentimientos y cuando se enoja es muy difícil, lo peor es que se enoja por todo. Cuando ella no está de acuerdo con algo se enoja, pero esto es de todos los días y yo ya me cansé por eso, me cambié de cuarto y estoy pensando en divorciarme. Lo único que hace es atacarme y decir que el del problema soy yo, pero ella no acepta nada, todo son gritos, pleitos, complicaciones y ya estoy cansado”.
1. El mal manejo del enojo, a nivel personal, hace que la vida de pareja sea una montaña rusa de difícil digestión. El enojo desproporcionado a cualquier nivel de relación humana siempre va a crear fuertes conflictos y las posibilidades de solución se ven muy limitadas, porque el análisis de la otra persona es a partir de un enojo que ella considera válido, pero con un mal fundamento.
2. En un proyecto de relación de pareja no se puede vivir en el esquema de una dictadura emocional, donde uno de los dos dice y propone lo que se debe hacer y de qué manera se debe hacer y, de no ser así, el enojo, los gritos, los pleitos y las discusiones se convierten en la norma de vida. Desde ninguna perspectiva esto es admisible en una relación y ustedes son candidatos de terapia de pareja urgente.
3. La decisión de divorciarse o no es un tema que debe revisar a nivel personal, pero creo que antes, ambos deberían darse la oportunidad de buscar ayuda psicológica y ver si es posible darle un giro al manejo de las emociones, que permitan una comunicación más sana, que esté orientada a la estabilidad de la relación y el crecimiento personal, para resolver este conflicto que pareciera, según dice, no tener fin porque ella se enoja por todo.
4. El enojo desproporcionado, continuo y constante desgasta el amor, destruye la motivación, crea distancias, frialdad, lejanía, lo cual no aporta absolutamente nada a un proyecto de vida en pareja.
5. El enojo no cabe como una expresión exclusiva y agresiva en una relación, el enojo en una relación nos debe mover hacia la reflexión y la comunicación para plantear límites y negociaciones justas. El enojo explosivo crea conflictos.