“Creo que cometí un grave error, porque durante muchos años fui una persona muy dependiente de mi pareja (mandados, administración de la casa, mi propio dinero). Él siempre me pidió que fuera más independiente y yo creía que era porque no tenía interés. Hasta que llegó el divorcio me di cuenta que yo era como una hija para él, pero cuando me hablaba de independencia me molestaba y hacía berrinches. Lo he buscado, le he dicho que entiendo todo y que me dé una oportunidad, pero él dice que se desenamoró y que lo deje en paz”.
1. Toda relación tiene que crear una lógica de interdependencia, de apoyo mutuo, pero cada uno es una persona capaz de asumirse en temas de desarrollo personal, responsabilidades, propuestas y búsqueda de soluciones ante la vida, es decir crear independencia emocional, porque una cosa es colaborar y otra cosa es esperar a que los demás nos resuelvan la vida.
2. Depender de otro ser humano puede ser muy desgastante para la pareja. Este modelo de relación, a la larga, puede ser la base de un profundo deterioro afectivo. Él tomó una decisión y usted hoy tiene otra visión, pero están desincronizados en proyectos de vida y en caminos muy diferentes.
3. Hoy usted lo sabe, pero él no concuerda con la posibilidad de establecer una relación con usted, entonces, no se culpe. Esta es una oportunidad para replantear la vida, pero no puede quedarse solo con lo que paso, sino con lo que ha aprendido.
4. Tome el aprendizaje de su relación, de su separación, de su recuperación y el crecimiento que ha tenido. El cambio no es para reciclar una relación, a veces es posible, si es la voluntad de dos, pero cuando esto no se da, corresponde buscar nuevos horizontes, con mayor confianza en usted misma, con mayor sentido de autonomía y mayor equilibrio en las acciones y decisiones. Trate de cerrar el ciclo y analice muy bien si llegó el momento de mirar hacia adelante.