Cuando Andjela se arrodilló y le propuso matrimonio a Sanja hace dos años en Belgrado, capital de Serbia, no le pasaba por la mente que algún día podría casarse con el amor de su vida.
La pareja quiere dar el paso gracias a un proyecto de ley que reconoce la unión civil entre personas del mismo sexo, una victoria para la comunidad LGTB de ese país frente a la homofobia.
“Al principio pensamos en una boda íntima, pero cuando nos dimos cuenta de las personas que había que invitar, vimos que sería una ceremonia de gala”, bromea Andjela Stojanovic, una empleada de correos, de 27 años, junto a su pareja Sanja Markovic, una diseñadora gráfica, de 30 años.
En Serbia, la primera ministra, Ana Brnabic, es abiertamente gay, pero las sociedades de los Balcanes son muy machistas, por lo que con frecuencia los miembros de la comunidad LGTB viven con miedo.
Ir de la mano en público es impensable para la mayoría de las parejas del mismo sexo, pues casi el 60% de las personas LGTB afirma haber sufrido violencia física o emocional.
“A los que están en contra de la ley, les digo que si no les gustan las alianzas entre personas del mismo sexo, no vivan en una”, declaró Gordana Comic, la ministra de Derechos Humanos y de las Minorías.
La ley, cuya aprobación está prevista en los próximos meses, otorgaría a las parejas homosexuales progresos en temas de herencia, seguro médico o compras inmobiliarias, pero no así con el derecho de adopción.
“Estamos lejos de la igualdad, pero es un paso adelante”, afirmó a la AFP el activista Vladan Djukanovic.
En los Balcanes Occidentales, solo Croacia y Montenegro tienen leyes similares.