“Soy madre soltera, profesional, tengo mi trabajo y soy independiente. Tengo un novio y nos llevamos muy bien, pero yo no me quiero casar. Le he propuesto que vivamos juntos un tiempo, pero él me dice que no le puedo hacer eso a sus padres, que ya es mucho que tenga una hija de otro hombre y que él no puede salir de la casa si no es como Dios manda. Con mi suegra tuvimos una conversación y le dije que no me quería casar y su familia lleva meses de no hablarme y dicen que no soy una mujer de Dios. Mi novio les hizo creer que terminamos, pero nos seguimos viendo a escondidas”.
1. Ustedes tienen un gran tema por delante y respetar los valores familiares es un tema importante, pero ustedes son adultos y tienen derecho a personalizar los valores familiares de acuerdo a lo que van considerando correcto en la vida. Toda persona puede definir sin lugar a dudas que le hace bien o no.
2. Aquí hay un tema de fondo que deben tomar con mucha seriedad, e incluso deberían buscar asesoría terapéutica profesional, porque establecer una relación con un adulto cuyas decisiones están sujetas a la aprobación de su esquema familiar podría crear una base frágil.
3. Usted dice que prefiere un modelo de convivencia previo al matrimonio y que la familia de su novio no le habla, por lo que lo ve a escondidas. Le pregunto: ¿su novio tiene claro qué quiere?, ¿responde a su adultez con independencia?, ¿es influenciable?, ¿tiene criterios propios?
4. Deben analizar si sus aspiraciones son compatibles o no, porque construir sobre la contradicción y la tensión va a dejar vacíos. Es su decisión, pero no omita esta realidad, vea la situación con objetividad porque si la posición de su novio y de su familia es ajustar las decisiones de ustedes a lo que los padres de él consideran como conveniente no está bien. Revisen esto con calma, no se precipiten y analicen muy bien su realidad.