“Desde los 15 años estuve en una relación de pareja, me casé con mi novio y me divorcié a los 30 años. Inmediatamente empecé otra relación y creo que simplemente lo hice porque tenía miedo, no fui feliz en mi matrimonio, pero tampoco lo soy ahora, creo que es porque le tengo miedo a la soledad”.
1. Cuando somos capaces de darnos cuenta desde dónde tomamos nuestras decisiones, empezamos a abrirnos a la oportunidad de crecer y de replantearlo todo, porque comprendemos qué nos pasa, qué sentimos y el porqué estamos en una posición u otra.
2. Si usted se da cuenta que, desde la adolescencia y hasta la incursión en su vida adulta, ha girado entorno a la dependencia afectiva, por mencionar tan solo un posible eje, sea por miedo a la soledad o cualquier otra razón, lo cierto es que se ha vinculado por la necesidad de estar con alguien. Es un muy buen paso en su vida, en su historia, para crear un momentos de reflexión que nos permita hacer una reconsideración de nuestro camino.
3. Cuando nos damos cuenta de algo, simplemente lo que nos toca es respirar, tomarnos las cosas con calma, hacer un análisis del porqué de nuestras decisiones y buscar ayuda si es necesario, para establecer un concepto de amor, una forma de ser y estar en pareja diferente, para tener muy claro el porqué quiero una relación y qué espero yo de una relación.
4. Desde esta perspectiva podemos evolucionar hacia modelos de relación más estables, con una clara motivación y una firme convicción que nos permita una construcción del bienestar, darnos cuenta es importante y pasar a las acciones mucho más, para crear un círculo de transformación, en el tanto nos convertimos en los protagonistas de nuestras decisiones, orientadas al establecimiento de la mayor estabilidad afectiva posible.