Farándula

Una relación es cosa de dos

Rafael Ramos, sicólogo

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Una de las consultas más frecuentes en esta columna es: ¿por qué esta persona con la que comparto mi vida se niega a escuchar o modificar una conducta que no nos hacen bien?

No se puede perder de vista que una relación siempre tendrá que ser cosa de dos. El amor no tiene que ser perfecto, pero el amor sano es simple y tiene una característica consciente a dos niveles.

El primer nivel es aquel en el que conscientemente cada persona hace una profunda, objetiva y clara revisión de aquellos elementos que en la parte afectiva, sexual, interpersonal, comunicativa, social, laboral o económica afectan la relación. Y por supuesto, revisar cómo se funciona de forma responsable en todo lo que implica administrar las responsabilidades propias de una relación. El reto es abrirse a reconocer lo que se hace bien y lo que se puede mejorar.

En un segundo nivel, cada persona tiene que ser consciente del impacto positivo o negativo de sus conductas con respecto a su pareja, no solo para identificar sino para hacer un diálogo constructivo, orientado a la búsqueda de soluciones.

Cuando en una relación de pareja uno de los dos, o ambos, evade los problemas, bloquea la comunicación y crea procesos de manipulación, victimización, control, coacción, y se niega a asumir y resolver, la relación se pone cuesta arriba.

Estar bien es un proceso de construcción diario, donde cada persona revisa su forma de ser y de estar en una relación. Se necesita la capacidad de dejar de buscar culpables y desarrollar una visión constructiva que permita crear la mayor estabilidad posible.

Ante la pregunta: ¿qué se puede hacer si la otra persona no ayuda? El pronóstico de estabilidad emocional es muy bajo, pues habrá uno orientado a la búsqueda de soluciones y otro se convertirá en un gestor de complicaciones.

El amor como proceso requiere una visión de construcción sana, orientada a crear una buena experiencia, de lo contrario, el amor se desgasta.

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