Juan Alfonso “el Gato” Baptista, recordado por su icónico papel de Óscar Reyes en Pasión de Gavilanes, abrió su corazón y habló de uno de los momentos más duros y desconocidos de su vida, una experiencia que marcó para siempre su camino personal y profesional.
El actor venezolano lo confesó en el pódcast Los hombres sí lloran, en una conversación con el también actor Juan Pablo Raba, donde recordó la parálisis facial que sufrió cuando apenas tenía 19 años, justo en los inicios de su carrera artística.
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Un cambio de temperatura le cambió la vida
Baptista explicó que todo ocurrió mientras grababa la telenovela “A todo corazón”, cuando un fuerte cambio de temperatura provocó el inesperado problema de salud.
“Me dio a los 19 años, por un cambio de temperatura. Estaba muy sudado grabando mi primer proyecto, y recuerdo que había hecho como calaca. ¿Sabes lo que es una calaca? Es cuando hace mucho calor. Hacía mucho calor y yo estaba grabando en un estudio; me meto a uno que tiene aire acondicionado y recuerdo que, un día antes, me quedé acostado pensando: ‘Ah, qué rico frío’. Al día siguiente, se me apagó el ojo y se me apagó la boca”, relató.
Nunca imaginó que algo tan cotidiano como pasar del calor al frío le cambiaría la vida por completo, obligándolo a enfrentar un proceso doloroso e inesperado, cuyas secuelas todavía lo acompañan.
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Tuvo que volver a aprender a hablar y a comer
El actor confesó que la parálisis fue tan severa que tuvo que reaprender funciones básicas, algo muy duro para alguien tan joven.
“Me tocó volver a hablar, aprender a hablar cuando ya sabía hacerlo, porque tenía 19 años. Entonces, me tocó volver a hablar y comer; se me caía la boca y tenía una parálisis facial”, manifestó.
Dolor, críticas y una lucha constante
A pesar de las dificultades físicas y emocionales, Baptista aseguró que nunca se dio por vencido, aunque reconoció que el dolor sigue presente incluso hoy.
“Estar aquí sentado hablando me molesta y me duele, pero no se trata de que los hombres sí lloran o no, pero ¡párate! Y échale ganas. Y así con todo. Con todo en la vida”, expresó conmovido.
Durante años también tuvo que lidiar con críticas y comentarios crueles, muchas veces sin empatía ni conocimiento de su situación.
“Todo el mundo ahí hablando bobadas, que si esto, que si lo otro. Hablemos bien, tratémonos bien. Busquemos las virtudes de lo que somos, pues somos iguales sintiendo lo mismo. No tenemos que esperar a llegar al quiebre del otro para joderlo. ¿Por qué somos tan sádicos en esto? ¿Por qué nos hacemos daño? ¿Por qué eres mejor que quién?”, dijo entre lágrimas.
Un testimonio de resiliencia
Pese a todo, “el Gato” Baptista logró consolidar una exitosa carrera internacional, convirtiéndose en un ejemplo de resiliencia, fortaleza y superación, al demostrar que una condición física no define el talento ni el valor de una persona.



