El martes, Río de Janeiro vivió una jornada de violencia extrema durante una operación policial que dejó 64 muertos, entre ellos cuatro agentes. La acción, considerada la más letal en la historia reciente de la ciudad, buscaba frenar la expansión del Comando Vermelho, la mayor organización criminal del estado, según confirmó el gobierno local.
Más de 2.500 policías fuertemente armados ingresaron a los complejos de Alemão y Penha, en la zona norte, donde se desataron intensos tiroteos, incendios y bloqueos de vías. Las fuerzas usaron vehículos blindados, drones y helicópteros en un despliegue sin precedentes.
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Un periodista de AFP en el lugar describió la escena como “una zona de guerra”, con disparos constantes, comercios cerrados y familias refugiadas dentro de sus casas.
200.000 personas afectadas por el operativo
De acuerdo con la asamblea legislativa del estado, más de 200.000 residentes resultaron afectados por el operativo: escuelas cerradas, transporte suspendido y centros de salud sin atención.
El gobernador Cláudio Castro informó que 81 personas fueron detenidas y se incautaron 42 fusiles y “una gran cantidad de droga”. A través de su cuenta en X, difundió un video donde un dron lanza explosivos contra los agentes.
“Es así como la policía de Río de Janeiro es recibida por los criminales: con bombas lanzadas por drones. No es crimen común, es narcoterrorismo”, aseguró Castro, quien calificó el operativo como una respuesta necesaria ante la violencia de las bandas.
Favelas bajo fuego y cuestionamientos
En los barrios populares donde se desarrolló la operación, la tensión fue constante. Decenas de hombres fueron detenidos en las calles, algunos descalzos y sin camiseta, mientras se escuchaban ráfagas de disparos que no cesaban.
Las favelas de Río son desde hace años escenario de confrontaciones entre el Estado y grupos criminales. En 2021, una incursión policial en el mismo sector dejó 28 muertos, lo que hasta ahora era el operativo más sangriento en la ciudad.
Organizaciones de derechos humanos y líderes comunitarios denunciaron que estas operaciones suelen dejar un alto costo civil y pocas mejoras en materia de seguridad. “Exigiremos explicaciones sobre las circunstancias de la acción, que convirtió nuevamente a las favelas de Río en escenario de guerra y barbarie”, afirmó a la AFP la diputada Dani Monteiro, presidenta de la comisión de derechos humanos del parlamento estatal.
Debate sobre el uso de la fuerza
En 2020, la Corte Suprema de Brasil había limitado las operaciones policiales en zonas densamente pobladas, prohibiendo el uso de helicópteros y acciones cerca de escuelas o hospitales. Sin embargo, dichas restricciones fueron levantadas este año, lo que ha permitido el regreso de los operativos de gran escala.
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Expertos en seguridad advierten que estas estrategias, aunque efectivas a corto plazo, no reducen el poder del crimen organizado en Brasil y profundizan la desconfianza entre las comunidades y la policía.
Según cifras oficiales, unas 700 personas han muerto en 2024 en intervenciones de las fuerzas de seguridad en Río de Janeiro, lo que equivale a casi dos muertes por día.
Una ciudad paralizada por la violencia
Mientras las autoridades celebran los decomisos y capturas, la población sigue atrapada entre el miedo y la incertidumbre. “Desde la madrugada no hemos podido salir de casa. Se escuchaban disparos por todos lados”, relató un residente del complejo da Penha.
Con barrios enteros cerrados, transporte desviado y el eco de las balas aún resonando, Río de Janeiro enfrenta otra jornada marcada por el caos, la muerte y un profundo debate sobre la eficacia de sus políticas de seguridad.
*Esta nota fue hecha con ayuda de Inteligencia Artificial.


