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Científicos trabajan en hacer de animales algo parecido a robots

Se habla de saltamontes espía y escarabajos que vuelan dirigidos por humanos

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Un saltamontes espía. Ese es uno de los proyectos que se desarrollan en la Universidad de Washington (EE.UU.), en el cual un grupo de investigadores busca emplear a estos animales en tareas de detección de explosivos.

Aprovechando el rico repertorio de sensores olfativos de estos insectos, los científicos diseñaron un sistema de reconocimiento de sustancias peligrosas que se les insertan en las antenas a través de una cirugía mínimamente invasiva.

El resultado luce como una mochila atada a la espalda. La idea es que los saltamontes puedan acceder, por ejemplo, a los lugares inaccesibles para los humanos, según indicaron los autores del trabajo.

Hoy, la meta de muchos científicos es convertir a ciertos animales en cyborgs, es decir, especies con dispositivos robóticos implantados que puedan realizar tareas dirigidas por humanos. Y lo están logrando.

La revista Science Advances publicó este año un ejemplo más de esta tendencia, esta vez con medusas.

En el estudio se describe cómo sus autores incrustaron un sistema electrónico (microchip y batería) en un grupo de medusas, el cual aumentó tres veces su capacidad de nado y permitió monitorear su entorno.

“Al incorporar sensores, esperamos que estas medusas robóticas puedan rastrear la temperatura, la acidez y la salinidad en el océano, que son métricas del cambio climático”, explica Nicole Xu, investigadora de la U. de Standford y coautora del estudio.

Vuelo controlado

Al otro lado del mundo, en Malasia, científicos del Instituto Tecnológico de Nanyang lograron crear los primeros escarabajos cyborgs.

Para ello implantaron electrodos en los músculos de escarabajos machos. Al aplicar impulsos eléctricos, lograron controlar su vuelo.

Según los investigadores, una de las labores que podrían cumplir estos animales manipulados es ubicar a personas desaparecidas en lugares remotos, con el uso de cámaras.

A esta serie de trabajos se une el proyecto de la compañía de investigación y desarrollo Draper, con sede en Cambridge, que fue dado a conocer en 2017.

Este se enfoca en modificar genéticamente a libélulas para que su sistema nervioso interactúe con una “mochila” que se alimenta de luz solar y que se incrusta en sus cuerpos.

La meta es poder controlar al animal de forma remota para enviarlo adonde sea necesario, como por ejemplo, a monitorear la salud de una colmena de abejas.

Eso sí, la creación de estos cyborgs implica desafíos éticos, según advierte Javier Ruiz del Solar, profesor de ingeniería eléctrica de la Universidad de Chile.

“Hay una parte importante de la comunidad científica que considera antiético manipular a un ser vivo con estos fines”, dice el docente.

De hecho, la mayoría de los estudios sobre el tema que se han publicado mencionan este punto: algunos indican haber asegurado que los animales no sintieran dolor durante los experimentos, a la vez que otros han aclarado que se trata de un tema por resolver.

Luis Amigo, director del programa de ingeniería en automatización robótica de la U. Andrés Bello, asegura que estos animales, mitad ser vivo mitad máquina, podrían ser una realidad común en la próxima década.

“Varios desarrollos están avanzados y algunos tienen incluso prototipos”, explica Amigo.

Xu cree que sus medusas robóticas podrían estar “trabajando” en el océano en un par de años más.

Sin embargo, comenta, aún deben afinar la técnica para que ellas puedan maniobrar en el mar de forma natural, aun con el dispositivo.

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