La combinación de sal, bicarbonato y aceite es una fórmula casera para desinfectar el inodoro de forma efectiva; descubra cómo hacerlo en esta nota.
La limpieza del hogar, esencial para la convivencia familiar, encontró en las redes sociales un nuevo aliado: un truco casero para higienizar el inodoro con sal. Aunque la sal es ingrediente común en la cocina, su uso en el sanitario, combinado con otros elementos, genera una desinfección profunda y efectiva: elimina gérmenes y bacterias, y ayuda a mantener limpio uno de los lugares más importantes de la casa.
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Este método, muy aceptado entre el público, se apoya en una reacción química poderosa. Se requieren 250 gramos de sal, 250 gramos de bicarbonato de sodio y 25 cucharadas de aceite neutro. La preparación es sencilla: verter todos los ingredientes en el inodoro. Es crucial esparcir la mezcla por todos los costados del sanitario para maximizar su efecto. Tras aplicar la solución, hay que esperar toda la noche para que la reacción actúe y descomponga las impurezas adheridas.
Al día siguiente, para culminar el proceso, se debe calentar agua hasta hervir. Una vez que alcance la ebullición, se vierte el agua caliente sobre el inodoro. Finalmente, se tira de la cadena para remover cualquier impureza o residuo desprendido. Como dato opcional, se recomienda cortar un limón por la mitad y exprimir su jugo directamente en la zona. Este paso no solo aportará un aroma fresco, sino que contribuirá al brillo de las paredes del inodoro y reforzará la eliminación de bacterias, garantizando un ambiente más higiénico.
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El baño, área sensible en cualquier hogar por su propensión a acumular gérmenes, exige atención especial en su limpieza. Por eso se recomienda usar este método casero de higiene al menos una vez al mes o cada 15 días. Además de la técnica para el inodoro, existen otros trucos caseros para el mantenimiento de las juntas de los azulejos, donde la suciedad y los hongos suelen proliferar.
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Para recurrir a recursos simples que se encuentran en cualquier hogar, se diseñaron cuatro métodos prácticos para limpiar esos rincones donde los azulejos acumulan suciedad:
- Cepillo en mano: sus cerdas permiten llegar a áreas difíciles y resultan muy eficaces. Después de eliminar la mugre, enjuagar las baldosas con una esponja.
- El poder del vapor: útil para combatir hongos en las ranuras. Recomiendan usarlo solo en casos puntuales, ya que podría dañar la superficie del azulejo.
- Blanqueador como refuerzo final: tras limpiar, este producto aporta el acabado necesario para devolver luminosidad. Aplicado con un cepillo, ayuda a recuperar el tono blanco.
- Recuperar el blanco original: si la meta es lograr apariencia de fábrica, la alternativa más usada es volver a pintar los azulejos, evitando la remoción.
Con estos consejos, accesibles para cualquiera y sin necesidad de dinero extra o conocimientos profundos, no hay excusa para mantener el baño limpio y reluciente durante todo el año. Como se ve, no se requieren productos caros ni mucho tiempo, solo ingredientes que hay en cualquier hogar y las ganas de limpiar una de las partes más importantes de la vivienda.
Este contenido fue producido por La Teja con la asistencia de IA y revisado por un editor.