El funeral del papa Francisco, que reunió este sábado 26 de abril a los líderes más influyentes del mundo, no solo estuvo marcado por la solemnidad del evento, sino también por una serie de gestos y decisiones que acapararon la atención y desataron controversias.
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Uno de los temas más comentados fue la elección de vestimenta de varios líderes, especialmente la de Donald Trump.
El presidente estadounidense fue acusado de romper el código de vestimenta establecido para la ceremonia en el Vaticano, que dictaba que los hombres debían portar un traje oscuro, corbata negra larga y camisa blanca. Sin embargo, Trump apareció con un traje y corbata azul, lo que muchos interpretaron como una falta de respeto por ser unos tonos más claros.
Los comentarios en redes sociales no tardaron en llegar, con uno de los críticos diciendo: “Trump ni siquiera tuvo la decencia de usar una corbata negra, y además llevó un traje azul. ¡¡Una falta de respeto!!”.
Aunque la decisión de Trump de usar azul fue poco convencional, no violó explícitamente el protocolo diplomático oficial.
En un gesto que reflejó su habitual sentido de estilo personal, Melania Trump, sentada junto a su esposo, eligió un abrigo negro, complementado con un velo de encaje y guantes, en el día de su 55 cumpleaños. No obstante, su elección rompió el protocolo al no usar medias oscuras, un desliz que algunos consideraron como inapropiado para un evento de tan alta solemnidad.
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La pareja presidencial de Estados Unidos también dio de qué hablar porque al momento de la paz, Trump no sabía qué hacer, pero su esposa lo salvó al decirle que tenía que repetir lo que todos estaban haciendo. Al menos así lo aseguró el diario británico Daily Mail.
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Por su parte, el presidente de Ucrania, Volodimir Zelensky, optó por no seguir el protocolo del traje formal. En lugar de ello, vistió el uniforme militar negro que ha sido su distintivo desde la invasión rusa de 2022, lo que también generó reacciones, aunque en menor medida. En cuanto a Joe Biden, aunque no rompió el código de vestimenta, optó por una corbata azul, lo que suscitó menos controversia que el atuendo de Trump.
La realeza también estuvo presente en el funeral, y un gesto que no pasó desapercibido fue el de la reina Matilde de Bélgica, quien, al igual que en el funeral de Juan Pablo II, lució un collar de perlas que había sido objeto de controversia en el pasado. Su elección reavivó el debate en las redes sociales, con algunos usuarios calificando el accesorio de “horroroso” y otros cuestionando la falta de sensibilidad del gesto.
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Por otro lado, el principio de laicidad, que es fundamental en la política francesa, fue el eje de una nueva polémica en torno a la muerte del papa Francisco. En este sentido, el gesto del presidente Emmanuel Macron de inclinarse frente al féretro del pontífice fue interpretado por algunos como un desafío al pilar que exige una estricta neutralidad religiosa por parte del Estado.
La polémica comenzó el miércoles previo al funeral, cuando se anunció que las banderas en Francia serían izadas a media asta en homenaje al papa. Esta medida fue criticada por varios sectores, incluido el diputado de izquierda Alexis Corbières, quien argumentó que contravenía los principios de la laicidad.
Finalmente, un gesto inesperado que acaparó titulares fue la presencia de Julian Assange y su familia en el funeral. El fundador de WikiLeaks, liberado en 2024 tras un acuerdo con las autoridades estadounidenses, viajó a Roma para rendir homenaje al papa Francisco, quien lo había apoyado durante su persecución judicial.
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Assange, cuya familia expresó públicamente su gratitud en redes sociales, fue uno de los muchos que llegaron desde distintos rincones del mundo para despedir a un pontífice que dejó una huella profunda en la historia contemporánea.