Internacionales

¿Cuánta agua nos queda? Científicos pesarán el líquido del planeta

Dos satélites harán la tarea con increíble precisión

EscucharEscuchar

Washington, EE.UU.

AFP

Si hoy en día es posible medir con precisión cuánto hielo se ha derretido en Groenlandia y la Antártida, es gracias a dos satélites lanzados en 2002 por la NASA y el Centro Alemán de Investigación en Ciencias de la Tierra (GFZ), que serán reemplazados este martes por un par más moderno, que establecerán cuanta agua tiene la tierra.

La misión ha sido bautizada como GRACE-FO y toma el lugar de la misión GRACE (2002-2017).

Dos satélites, cada uno del tamaño de un automóvil, volarán alrededor de la Tierra a una distancia de 220 km el uno del otro y a 490 km de altitud durante los próximos cinco años.

Cuando el satélite de avanzada pase sobre una montaña, se alejará por unos momentos del satélite que lo sigue debido a la masa extra en esa ubicación y a una gravedad ligeramente mayor. Esta pequeñísima variación de distancia es lo que la misión registrará continuamente, porque cada variación señalará un cambio de masa en el planeta justo debajo.

Ahora bien, sobre un período mensual, que será la unidad de referencia, solo el agua tiene la capacidad de cambiar tan rápido. Ya sea en estado líquido, sólido o gaseoso, el agua tiene una masa. Cuando se derrite, la masa de los océanos aumenta. Cuando llueve mucho en alguna región, el volumen de los acuíferos aumenta: los satélites lo sentirán porque la masa será en ese lugar mayor que el mes o el año anterior.

Los satélites establecerán así un mapa del agua en la Tierra cada 30 días, mostrando dónde hay más y dónde hay menos, si está arriba o debajo de la superficie terrestre.

Su precisión será tal que detectarán un cambio equivalente a un centímetro de altura del agua en un área de 340 km de diámetro.

La misión anterior, GRACE, permitió medir que Groenlandia estaba perdiendo más hielo que el que sugerían las observaciones desde tierra. Del 2002 al 2016 se derritieron 280 gigatones de hielo por año, lo que hizo crecer los niveles oceánicos 0,8 milímetros.

Los satélites también han registrado con exactitud lo que ha perdido la Antártida, una región muy difícil de estudiar.

Sus equipos producen mapas coloreados de rojo y azul; el rojo muestra una pérdida de agua y el azul muestra aumento.

El mapa de California, por ejemplo, se coloreó fuertemente de rojo durante la sequía que afectó al estado estadounidense hasta hace poco: científicos y poderes públicos pudieron cuantificar el nivel de disminución de las aguas subterráneas.

Por el contrario, otras regiones del mundo, como el delta del Okavango en Botsuana, vieron subir sus reservas de agua entre 2002 y 2016 debido a los fuertes aguaceros.

La renovación de la misión confirmará o refutará estas tendencias: aumento de los océanos, derretimiento del hielo, agotamiento de algunos acuíferos.

“El agua es indispensable para la vida en la Tierra, para la salud, la agricultura, toda nuestra forma de vida”, explicó Michael Watkins, responsable científico del proyecto de la NASA. “No conseguiremos manejarla hasta que podamos medirla bien”.

La NASA ha invertido $430 millones en la misión y los alemanes 77 millones de euros (unos $90 millones).

En beneficio de la transparencia y para evitar distorsiones del debate público por medios informáticos o aprovechando el anonimato, la sección de comentarios está reservada para nuestros suscriptores para comentar sobre el contenido de los artículos, no sobre los autores. El nombre completo y número de cédula del suscriptor aparecerá automáticamente con el comentario.