Detienen y liberan al hijo de El Chapo en cuestión de horas

Se presume que lo intercambiaron por soldados y familiares que sicarios habrían secuestrado.

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La capital del estado de Sinaloa fue escenario el jueves de intensos tiroteos y bloqueos viales en diversos puntos tras la localización de uno de los hijos del capo Joaquín “El Chapo” Guzmán, lo que desató un ambiente caótico que dejó un número indeterminado de heridos y una fuga de presos de una cárcel en esta localidad del noroeste de México.

Al caer la tarde, el gobierno estatal emitió un comunicado para instar a los habitantes de Culiacán a mantener la calma y a quedarse en sus casas hasta que la situación, que calificó de “alto impacto”, estuviera totalmente controlada, pero al anochecer el pánico se había apoderado de la población debido a la falta de información clara.

Alfonso Durazo, secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, emitió un video tras una reunión del Gabinete de Seguridad en el que confirmó que fuerzas federales habían localizado horas antes a Ovidio Guzmán López, pero no dejó claro si está detenido, si fue liberado o huyó.

Se presume que lo intercambiaron por soldados y familiares que sicarios habrían secuestrado.

Durazo explicó que 30 elementos de la Guardia Nacional y del ejército realizaban un patrullaje cuando fueron agredidos desde una vivienda. Los militares repelieron la agresión, tomaron control del domicilio y fue entonces cuando localizaron en su interior a cuatro personas, una de ellas Guzmán López.

Sin embargo, grupos de la delincuencia organizada rodearon el lugar “con una fuerza mayor” que la de las fuerzas oficiales y sembraron el pánico en diversos puntos de la ciudad, por lo que el gobierno federal optó por detener el operativo.

“Con el propósito de salvaguardar el bien superior de la integridad y tranquilidad de la sociedad culiacanense los funcionarios del gabinete de seguridad acordamos suspender dichas acciones”, dijo Durazo.

Guzmán López no es uno de los hijos más conocidos de “El Chapo”, el líder del cártel de Sinaloa que en julio fue condenado en Estados Unidos a cadena perpetua por narcotráfico, pero las autoridades estadounidenses lo buscan por distribuir cocaína, metanfetaminas y marihuana de México a ese país desde 2008 a 2018 junto a su hermano Joaquín Guzmán López.

Las balaceras comenzaron en diversos puntos de la ciudad tras las acciones de las fuerzas federales, mientras en las redes sociales se difundían vídeos en los que se veían camionetas con civiles armados y ametralladoras, así como vehículos quemados en algunas vialidades y en casetas de peaje en las afueras de la ciudad, una práctica que los miembros del crimen organizado suelen utilizar para impedir la movilidad de las autoridades.

En poco tiempo Culiacán se paralizó; era imposible circular en vehículos por las calles del centro de la ciudad y un amplio perímetro alrededor de la Fiscalía General. Los disparos se escuchaban en los cuatro puntos cardinales de la ciudad mientras la policía cerraba las vialidades donde se reportaron tiroteos.

Cristóbal Castañeda, secretario de Seguridad Pública estatal, indicó a Milenio Televisión que hubo diversos heridos, aunque no dio cifras y no descartó que también hubiera fallecidos. Señaló, además, que entre 20 y 30 internos se fugaron de la prisión de la ciudad, aunque algunos fueron detenidos poco después.

“Nada funciona”, dijo a la AP vía telefónica Ricardo González, un trabajador del Congreso del Estado que se encerró en su casa después de ir a recoger a su hijo de 15 años a la escuela.

“Hay psicosis, nadie sabe qué está pasando, pero todos tenemos miedo y ya nos han dicho que mañana no nos presentemos en el trabajo”.

El gobernador Quirino Ordaz confirmó en declaraciones a Milenio Televisión que se habían suspendido todas las clases, pero que los negocios sí funcionarían.

González, sin embargo, lo duda.

“No hay transporte público, no hay taxis, la gente de fuera de la ciudad se ha quedado aquí bloqueada y mañana todo será igual”, agregó, tras asegurar que no recordaba una situación similar desde hace casi una década, cuando el Cártel de Sinaloa vivió una guerra interna.

Con la tercera y última detención de El Chapo en 2016 se desató una lucha por el control del grupo que fue desactivada con el encarcelamiento de Dámaso López Núñez y su hijo, Dámaso López Serrano. El primero fue capturado por México y el segundo se entregó voluntariamente a las autoridades estadounidenses.

Los expertos coinciden en que las riendas del cártel, que sigue operando a pesar del encarcelamiento de su líder, están en manos de Ismael “El Mayo” Zambada, cofundador de la organización criminal hace tres décadas, y de dos de los hijos de El Chapo, Iván Archivaldo y Alfredo Guzmán.

A este último, Estados Unidos lo acusa de tráfico de drogas en Chicago y fue objeto de un secuestro por parte del Cártel Jalisco Nueva Generación en 2016, en lo que los expertos consideraron un intento de esta organización por entrar en Sinaloa.