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Doña Blanca, la guatemalteca que se quedó sin familia ni vecinos

Erupción del volcán de Fuego ya lleva 62 muertos, cifra podría subir.

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Doña Blanca Reyes ve las fotografías publicadas en los diferentes periódicos y llora. “Ellos eran mis vecinos”, dice mientras señala una imagen en la que se ven dos cuerpos cubiertos de ceniza y lodo. La aldea donde ella vivía fue completamente arrasada por el material volcánico.

Ella se encuentra a salvo en el albergue que fue habilitado en el salón municipal de Escuintla, pero sin paz porque, debido a la erupción del volcán de Fuego en Guatemala que mató, hasta el momento, a 62 personas este domingo, esta señora se quedó sin familia, vecinos y sin hogar.

La comunidad de San Miguel Los Lotes fue sorprendida por los flujos de lava. Aunque para ellos no era extraña la actividad volcánica y las erupciones, la del domingo fue especialmente fuerte y prolongada. La rapidez con la que bajaban los sedimentos calientes y gases tóxicos hizo imposible que la mayoría de pobladores huyera.

“Nosotros nos salvamos porque estábamos visitando a unos familiares que vivían en una casa que estaba al lado de la carretera, por eso pudimos salir y correr”, cuenta Reyes. “Mis sobrinas que estaban en nuestra casa, que quedaba más adentros del callejón, no pudieron salir a tiempo”, explica sin poder contener las lágrimas.

Salieron con vida, pero perdieron su casa y todas sus pertenencias. “Quedó como una playa, totalmente cubierta por arena”, dice la mujer.

Reyes considera que la actuación de la Coordinadora Nacional para la Reducción de Desastres (Conred) fue deficiente y que no les advirtieron de la magnitud del peligro en el que se encontraban. “En anteriores ocasiones si nos avisaban, pero ayer no nos decían nada”, cuenta.

José Luis Camposeco y Soila Margarita Méndez, líderes comunitarios de la Aldea La Trinidad, que también resultó afectada por la erupción, relatan que al percatarse de la situación en San Miguel Los Lotes iniciaron los protocolos de prevención.

La comunidad siguió un plan de evacuación que ya tenían establecido y que incluso habían ensayado hace una semana, pero fue hasta la medianoche cuando lograron convencer a los últimos habitantes para que dejaran sus viviendas.

Sin embargo, un grupo de entre 50 y 60 hombres de la comunidad, cuenta Camposeco, se quedaron en la zona cuidando las casas para evitar que estas vayan a ser saqueadas.

El flujo de lava no afectó las construciones de La Trinidad ni tampoco provocó ninguna muerte en su comunidad, no obstante, las cenizas destruyeron sus cultivos de café y las pérdidas son incalculables.

En el albergue habilitado en el Salón Municipal, permanecen unas 600 personas provenientes de las aldeas de La Trinidad, El Rodeo, Sabana Grande, La Reina y San Miguel Los Lotes. Hay por lo menos cien niños y 35 personas de la tercera edad.

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Al lugar han llegado diferentes donativos entre estos alimentos, no obstante, de acuerdo a Corina de la Rosa, encargada del recinto, hacen falta medicamentos y productos para niños y adultos mayores.

Las afecciones que más se presentan son diarrea, presión alta, alergias, quemaduras leves y problemas respiratorios.

Además requieren más pañales y fórmula de leche para bebés.

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