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Drama en México: Niños de 5 años contra el narcotráfico

Chiquitos entre 5 y 12 años se preparan para poder enfrentarse a grupos mafiosos que azotan en estado de Guerrero

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Desde una camioneta, Bernardino Sánchez, líder de una autodefensa campesina, lanza frases que resumen el grito desesperado de Ayahualtempa, una comunidad del sur de México que vive atrapada entre el abandono estatal y el acoso de narcotraficantes.

“¡Vivan las compañeras viudas!, ¡Vivan los niños huérfanos!, ¡Vivan los compañeros desplazados!, ¡Vivan nuestros hermanos caídos!”, grita Sánchez mientras avanza por caminos de tierra de esta población del estado de Guerrero.

Lo siguen unos treinta niños de seis a doce años que “juegan” a ser soldados con rifles de madera o varas que simulan ser armas, luego de entrenar posiciones de combate en un polideportivo.

Tapándose la cara con pañoletas, los chiquitos responden con vivas a los gritos de Sánchez y otros líderes de la policía comunitaria, un cuerpo legal creado para proteger a la gente del pueblo.

Desde hace algunos años, Ayahualtempa, de unos 1.000 habitantes, está en la mira de una banda conocida como “Los Ardillos” por estar en una zona clave para la producción y el tráfico de goma de opio, materia prima de la heroína.

Los pobladores piden protección para detener los asesinatos, secuestros y desapariciones atribuidos a “Los Ardillos” que, según ellos, busca extender sus actividades a esta comunidad dedicada al cultivo de frijol y maíz.

Al menos nueve personas del pueblo han sido asesinados desde 2019, pero afirman que nadie les ha puesto atención.

“Llevamos quince meses desde que el gobierno se vino a comprometer aquí (...) a apoyar. Hasta el momento no hemos visto ningún apoyo”, dice Sánchez.

Entre violencia y pobreza

Detrás de los niños caminan los adultos de la autodefensa con rifles y pistolas, en una escena ya mostrada un año atrás para llamar la atención del presidente mexicano Andrés Manuel López Obrador.

Los campesinos exigen ayudas para las víctimas de la violencia, además de aulas y maestros.

“Queremos que el presidente venga y vea la comunidad”, afirma Sánchez después de una práctica de tiro de jóvenes de 16 y 17 años, al tiempo que rechaza las críticas del mandatario cuando se conocieron las primeras imágenes de niños armados en 2020.

López Obrador llamó al acto “prepotente” y de “vergüenza”.

Guerrero es el tercer estado más violento de México. Allí ocurrieron 1.434 de los 34.552 homicidios registrados en el país en 2020 (27 por cada 100.000 habitantes).

También es el segundo con más pobreza, con el 66,5% de habitantes en esta condición.

En ese marco y como parte de la autonomía de los pueblos indígenas, grupos como el de Sánchez se han hecho comunes en Guerrero desde la década de los noventa y recientemente en el vecino Michoacán.

El presidente mexicano sostiene que la violencia y el empobrecimiento en este país --de 126 millones de habitantes-- se debe a la corrupción de sus antecesores, y que intenta resolver el problema.

Mal camino

Sánchez admite que exhibir a los menores de edad como lo hace es una forma de captar la atención de las autoridades, pero aclara que el adiestramiento que reciben es real y busca enseñarles a defenderse de los criminales.

“Chayo”, de 17 años, se metió en la policía comunitaria a los 15.

“Los Ardillos secuestraron a mis seres queridos, y si en los caminos vas desarmado, pues te secuestran (...) Si uno va a la escuela lo desaparecen, por eso es que los niños ya no pudieron estudiar más”, asegura con un fusil al hombro.

Luis, de 13 años, abandonó la escuela, y ahora, además de patrullar, ayuda a sus padres en la agricultura.

“Nuestros papás nos dijeron que ya no hay que seguir estudiando porque nos iban a agarrar (los delincuentes). Ya entramos (a la autodefensa) y no tenemos otra salida”, justifica con una vara que le dieron para el entrenamiento.

Mientras la policía comunitaria espera respuestas del gobierno y busca que más menores de edad se sumen, Luis se concentra en aprender a “tirar bien”; otros se preparan para lo que venga.

“Estoy dispuesto a entregar mi vida por mi pueblo, por mi familia, si fuera necesario”, dice “Chayo”.

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