Desde su detección en julio, el cometa 3I/ATLAS ha despertado un gran interés entre astrónomos y científicos. Aunque la NASA confirmó que no representa peligro alguno para la Tierra, su trayectoria cercana y su composición lo convirtieron en un objeto de estudio prioritario. Ahora, un grupo de investigadores logró un avance que podría transformar la comprensión de cómo se forman los sistemas planetarios.
Un hallazgo inesperado
Astrónomos de la Universidad de Auburn, en Alabama, lograron apuntar el Observatorio Neil Gehrels Swift de la NASA hacia el cometa 3I/ATLAS y detectaron una señal inusual: gas hidroxilo (OH), una huella química asociada al agua. Este fenómeno se observó mediante un tenue brillo ultravioleta que los telescopios terrestres no pueden captar, ya que ese tipo de luz no alcanza la superficie del planeta. El descubrimiento, publicado recientemente, representa una de las observaciones más precisas realizadas sobre un cometa proveniente de otro sistema estelar.
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La señal del agua
La detección de agua a tres veces la distancia entre la Tierra y el Sol sorprendió a los expertos. A esa distancia, los cometas del sistema solar suelen permanecer inactivos, pero el cometa 3I/ATLAS mostró una pérdida estimada de 40 kilos de agua por segundo. Los científicos creen que el calor solar podría estar evaporando pequeños granos de hielo desprendidos del núcleo, generando una nube de gas que rodea al cometa.
Claves sobre la formación planetaria
“Cuando detectamos agua —o incluso su débil eco ultravioleta, OH— en un cometa interestelar, estamos leyendo una nota enviada desde otro sistema planetario”, explicó Dennis Bodewits, profesor de física en Auburn. Por su parte, Zexi Xing, autora principal del estudio, añadió: “Cada cometa interestelar hasta ahora ha sido una sorpresa. ATLAS está liberando agua a una distancia inesperada, reescribiendo lo que sabíamos sobre cómo se forman los planetas y los cometas alrededor de las estrellas”.
El cometa 3I/ATLAS desaparecerá de la vista por algunos meses, pero se espera que vuelva a ser observable en noviembre de 2025, ofreciendo una nueva oportunidad para continuar explorando los misterios del espacio profundo y el origen del agua en el universo.
*Esta nota fue hecha con ayuda de Inteligencia Artificial.



