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Estudiantes salen de iglesia de Managua tras fin de ataque que dejó dos muertos

Los dos jóvenes que murieron tenían disparos en la cabeza, uno de ellos falleció dentro de la parroquia y el otro desangrado en una barricada, su cuerpo no pudo ser recuperado sino hasta esta mañana por sus compañeros debido al ataque.

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Decenas de estudiantes salieron de la iglesia en Managua donde estaban atrincherados, tras sufrir desde el viernes un ataque de fuerzas del gobierno nicaragüense que dejó dos muertos y una veintena de heridos, en un conflicto que cobra más de 270 vidas en tres meses.

“Pedimos a Dios que nos acompañe. Vamos a salvar a los muchachos”, declaró el nuncio apostólico Stanislaw Waldemar Sommertag, al partir escoltando los autobuses que trasladan a los jóvenes desde la parroquia Divina Misericordia (suroeste) a la Catedral de Managua (centro).

Liberados con la mediación de la iglesia Católica, los jóvenes decían “gracias”, agitaban banderas de Nicaragua y con el puño en alto saludaban a cientos de personas apostadas en la ruta, que los ovacionaban gritando “Vivan los estudiantes”, “Justicia”, “Nicaragua”. Automóviles sonaban sus pitos.

El hostigamiento a la iglesia comenzó a eso de las 11 de la noche del viernes, tras un ataque de policías y paramilitares a la Universidad Nacional Autónoma de Nicaragua (UNAN) -al lado del templo-, el último bastión que quedaba a los estudiantes en las protestas contra Ortega.

Policías, antimotines y paramilitares incursionaron a la UNAN al mediodía del viernes para desalojar a los jóvenes que permanecían atrincherados desde que iniciaron las manifestaciones el 18 de abril.

Los dos jóvenes que murieron tenían disparos en la cabeza, uno de ellos falleció dentro de la parroquia y el otro desangrado en una barricada, su cuerpo no pudo ser recuperado sino hasta esta mañana por sus compañeros debido al ataque.

El cardenal Leopoldo Brenes, quien medió en la liberación de los estudiantes, señaló “al gobierno” como “los únicos responsables de estas acciones”.

Durante la madrugada, las autoridades cortaron la electricidad en la zona, lo que aumentó el temor dentro de la parroquia. Decenas de personas permanecieron en vigilia en las cercanías, en solidaridad con los estudiantes.

Hacia la medianoche, un sacerdote salió del templo con una bandera del Vaticano para evacuar a los heridos graves y al periodista del Washington Post Joshua Partlow, que salieron tras una negociación de la Iglesia.

“Nos quieren matar”, “estamos rodeados”, “ayúdennos”, gritaban jóvenes desesperados, entre el ruido de las balas, en los momentos de mayor tensión hacia la medianoche, según transmisiones en vivo de tres periodistas locales atrapados en la iglesia.

“Aquí morimos todos”, “mamá, perdóname, lo hice por defender por mi patria”, decían, entre disparos, muchachos agachados detrás de las barricadas, en videos que difundieron durante el ataque a la universidad.

El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas, y altos funcionarios de Estados Unidos condenaron los hechos.

Este sábado, el gobierno de Brasil tildó de “inaceptable” la “escalada de violencia contra la sociedad civil” en Nicaragua. También Chile pidió que cese la violencia.

El ataque a la UNAN ocurrió en una jornada de paro laboral opositor, en medio del cual también se produjo un enfrentamiento en el barrio Monimbó, en la sureña ciudad de Masaya, donde murieron un policía y un civil.

Los paramilitares y policías usaron “armas de alto calibre”, según la Asociación Nicaragüense pro Derechos Humanos.

“Terrible lo que está pasando. Sentimos impotencia. El gobierno se endurece cada día más. Habla de paz con violencia”, comentó a la AFP la presidenta del Centro Nicaragüense de Derechos Humanos (CENIDH), Vilma Núñez.

Mientras ocurría el ataque en Monimbó, Ortega y su esposa Rosario Murillo culminaban el recorrido de una caravana de vehículos de seguidores, que no pudo entrar a ese aguerrido barrio de Masaya, donde pobladores están atrincherados en resistencia al gobierno.

“Invitamos a todos (...) a que tomemos el camino de la paz que es el único que nos va a dar tranquilidad”, dijo Ortega frente a la estación policial de Masaya, fuertemente custodiado.

La caravana conmemoró el histórico “repliegue”, una gesta guerrillera previa al triunfo de la insurrección popular que derrocó al dictador Anastasio Somoza en 1979.

El paro de 24 horas del viernes, el segundo tras el del 14 de junio, fue convocado por la opositora Alianza Cívica por la Justicia y la Democracia -de grupos de la sociedad civil-, como parte de una estrategia de tres días de presión contra Ortega.

Ya en la primera jornada, el jueves, miles marcharon en Managua y en otras ciudades, con saldo de cuatro policías y un civil muertos en el municipio Morrito, en el sureste del país. La policía detuvo a un dirigente campesino al acusarlo del “ataque”.

Este sábado, la Alianza Cívica realizará una caravana de vehículos por los conflictivos barrios orientales de Managua.

Los opositores acusan a Ortega, exguerrillero sandinista de 72 años que gobierna desde 2007 por tercer periodo consecutivo, de instaurar una dictadura con su esposa, marcada por la corrupción y el nepotismo.

La iglesia Católica, mediadora en un diálogo entre el gobierno y la Alianza, propuso adelantar los comicios de 2021 a 2019. Pero Ortega descartó esa posibilidad hace una semana.

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