Evo Morales está recibiendo un trato VIP desde que llegó a México el martes, país que le dio asilo político al expresidente boliviano que renunció a su puesto el pasado domingo.
El exmandatario ha recibido un trato como si se fuera una visita de Estado, de hecho lo nombraron huésped distinguido, le otorgaron las llaves de la capital y le han brindado condiciones de seguridad que ni siquiera el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha tenido. Por ejemplo, al boliviano lo acompañan exagentes de seguridad que en su momento protegieron a Enrique Peña Nieto cuando era mandatario.
La rígida protección a Morales, con más de una decena de guardias a su disposición, se contrapuso con la jornada de actos de alabanza que le organizaron el miércoles en el Museo de la Ciudad de México y en el Antiguo Palacio del Ayuntamiento.
Para dicha actividad incluso se le contrató su propio servicio de comida, para ofrecerle café, agua, refrescos, galletas y fruta.
El sencillo hombre de camisa y pantalón de mezclilla contrastó con los escoltas que lo rodeaban (con el clásico cable de comunicación al oído) y el par de camionetas Suburban de Chevrolet que se le asignaron, además de personal de apoyo a sus órdenes.
No más
La autoproclamada presidenta interina de Bolivia, Jeanine Áñez, anunció el jueves que el expresidente Evo Morales no está habilitado para participar en las nuevas elecciones que convocará su gobierno.
En una rueda de prensa, Áñez dijo que toda la convulsión social que atraviesa Bolivia es consecuencia de la insistencia de Morales de postularse a un cuarto mandato y aconsejó al Movimiento al Socialismo (MAS), el partido del exmandatario ahora asilado en México, que busque otro candidato.
“El MAS tiene todo el derecho para participar en elecciones, que busquen candidatos. Evo y (el exvicepresidente Álvaro) García Linera no pueden participar, no están inhabilitados”, dijo Áñez.