Pasaron 20 años para que las autoridades pudieran identificar los restos de un niño de 10 años.
El cuerpito del menor fue hallado el 25 de setiembre de 1998 debajo de una valla publicitaria en Carolina del Norte. El operador de un tractor notó el cráneo y de inmediato llamó a las autoridades, quienes descubrieron los restos.
No se encontraron coincidencias en las bases de datos informáticas nacionales de niños desaparecidos y la atención de los medios de comunicación generó pocas pistas.
Pero finalmente se sabe que se trata de Robert “Bobby” Adam Whitt, nacido el 7 de enero de 1988 en Michigan y criado en Ohio, dijo a la prensa el jefe policial Charles Blackwood.
El año pasado, la experta que ayudó a resolver un caso de asesinatos múltiples, Barbara Rae-Venter, usó residuos de ADN para determinar que se trató de un menor mitad blanco y mitad asiático.
Registros de ADN identificaron a un familiar.
“Con la tecnología de hoy, los crímenes que no se han resuelto antes están listos para ser resueltos”, dijo el alguacil Blackwood
Ese pariente reveló el nombre de Bobby, explicando que la familia pensó que la madre se lo había llevado a Corea del Sur. Con base en esa información, la policía estableció que una mujer hallada muerta en el condado de Spartanburg, en Carolina del Sur, era la madre de Bobby.
Las autoridades han identificado a un sospechoso del caso, quien está encarcelado por un caso distinto. El hombre no ha sido acusado todavía por la muerte del niño.