Alejandra Berlini brindó un doloroso testimonio sobre las irregularidades que tuvo el procedimiento que acabó con la vida de su hermano tras realizarse un implante dental en una clínica de Belgrano, Argentina.
Su hermano, Miguel Ángel Berlini, debía realizarse una intervención quirúrgica que duraría cuatro horas. Sin embargo, cinco horas después, le informaron que Miguel había muerto.
Debido a lo anterior, el quirófano de la clínica se encuentra clausurado y los profesionales involucrados detenidos.
“Esta es la clínica del terror”, dijo la hermana en diálogo con LN+.
Todo ocurrió el pasado miércoles, luego de que Miguel llegara a la clínica acompañado por su hermana y sus dos hijas, Camila y Celeste. Según relató Berlini, Miguel estaba nervioso por el procedimiento, ya que nunca se había sometido a algo similar.
“Mi hermano tenía miedo hasta de ponerse una inyección. Nunca estuvo enfermo ni se internó”, ahondó Berlini. El hombre tenía dudas sobre lo que le podría ocurrir en caso de una hemorragia, según contó ella.
“Yo le decía que ellos [los médicos] saben de esto. Él tenía sus nervios normales como cualquiera que va a entrar a una intervención, pero estaba decidido a hacerlo. Estaba buscando una sonrisa. Una linda sonrisa”, expresó.
Miguel había llegado a la Clínica Robles, ubicada en Virrey del Pino al 2500, luego de rechazar otras opciones por precios muy altos. A través de las redes sociales, había llegado a un video del cirujano maxilofacial José Miguel Galeano donde hablaba de una nueva tecnología para realizar implantes dentales. Miguel buscaba realizarse cuatro.
“Pidió una entrevista con Galeano, donde le contaron que el procedimiento iba a ser por sedación, algo que le dijeron que era normal. Le dijeron que tenía que pagar el anestesiólogo, el quirófano que era alquilado, y los implantes. Y así fue”, señaló Alejandra.
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El cirujano Galeano es oriundo de Viedma, Río Negro, por lo que para realizar intervenciones en la ciudad de Buenos Aires alquilaba quirófanos en diferentes lugares. Así había llegado a la Clínica Robles de cirugía estética, propiedad del cirujano plástico Marcelo Fernando Robles.
Miguel buscaba comenzar el proceso de los implantes y esta era su primera intervención: “Iba a sacarse los dientes, las raíces que tenía, y ponerse los cuatro pernos”.
Al llegar a la clínica, fueron recibidos por Galeano. “Yo le pregunté si había algún riesgo. Él dijo que operaba con sedación para estar más tranquilo, por si el paciente se ponía nervioso”, recordó Alejandra.
Luego, aseguró que le pusieron al hombre una pastilla sublingual. La sedación generalizada, en el quirófano, era el siguiente paso.
“Yo lo quise acompañar hasta la puerta, pero no me dejaron entrar, ni verlo. Nos pusieron en una habitación con mis sobrinas y nos quedamos ahí”, relató.
Recién a las 12.30 apareció Robles para notificarles que lo estaban suturando y que lo iban a llevar al área de terapia intensiva para escanearlo. Alejandra intuyó que algo extraño ocurría, dado que el escaneo se podía realizar en el quirófano o en la habitación donde estaba ella y sus sobrinos.
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“Me preguntó si quería presenciar el escaneo. Le dije que sí. Pero no vino nunca.
“Empezaron a pasar las horas y yo, obviamente intranquila, empecé a averiguar con una enfermera, después con otra. ‘Ahora te averiguo’, me decían. Nadie me averiguó nada. A las 17.30 de la tarde caen estos dos médicos, abren la puerta y nos dicen que hubo una última complicación y que [Miguel] sufrió un paro cardiorrespiratorio. Les pregunté si murió y me dijeron que sí y que trataron de reanimarlo durante 40 minutos”.
La hermana de Miguel reportó que el personal del establecimiento se comunicó dos veces con el SAME y con la Policía para advertir por un hombre con “bajos signos vitales”, pero que luego cancelaron el pedido porque el paciente había fallecido.
“Yo trabajé diez años en emergencias. ¿Cómo van a llamar a una ambulancia de alta complejidad cuando el quirófano es el que tiene que tener alta complejidad?“, reclamó.
En el medio, Berlini notó que tras la muerte de su hermano ingresó el abogado de Robles al establecimiento: “O sea que mi hermano ya estaba fallecido y estaban viendo qué hacer”.
Alejandra comentó que su hermano era “joven y sano”, que se había realizado el prequirúrgico y que todos los exámenes había arrojado un resultado correcto. La hermana de la víctima dijo estar segura de que no hubo un anestesista, como había pagado Miguel.
“Robles le inyectó la anestesia, porque si hubiese habido un anestesista, estaría detenido con los otros dos. Pero se guardaron la plata”, señaló.
Además, sostuvo que Miguel no estaba monitoreado durante el procedimiento: “¿Sabes cómo se dieron cuenta de que no tenía signos vitales? Porque el pecho no se movía. No respiraba. La frecuencia había bajado. Esta es la clínica del terror".
Para sumar a esto, reveló que una enfermera quiso persuadir a la familia de no realizar una autopsia.
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“Estábamos desesperadas y mal. Ella dijo: ‘Chicas, ¿les puedo dar un consejo? No le hagan autopsia. Porque yo lo sufrí con mi abuelo y después queda todo marcado para el velorio, es feo, te llevas una impresión’. Yo le dije que era una cirugía de la boca, que no iba a quedar marca. La mandaron a que nos diga eso porque no les conviene la autopsia".





