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Incendio y sequía ponen de rodillas a California

Dixie es ya el segundo incendio forestal más destructivo en la historia del estado.

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California padece los estragos de dos desastres naturales que están “hermanados”: la sequía y los incendios forestales.

El monstruoso incendio Dixie, en el norte del estado, es ya el segundo mayor incendio forestal de la historia del estado. Ha arrasado más de 190.000 hectáreas, hay cinco personas desaparecidas y miles huyen de su avance. Los lugares por donde ha pasado parecen un escenario de guerra y la sequía que azota esta parte del país agrava la situación.

El sábado, el gobernador Gavin Newsom visitó el histórico pueblo de Greenville, que quedó calcinado, y expresó su “profunda gratitud” a los equipos que luchan contra las llamas.

Dijo que las autoridades deben dedicar más recursos a la prevención de incendios y añadió “las sequías se están volviendo mucho más pronunciadas, hace más calor que nunca... tenemos que reconocer directamente que estos son incendios forestales inducidos por el clima”.

El cambio climático amplifica las sequías que resecan las regiones y eso crea las condiciones ideales para que los incendios forestales se extiendan sin control por más que se luche contra estos.

Las cuadrillas estiman que el fuego de Dixie, que comenzó el 13 de julio, no se extinguirá antes del 20 de agosto.

En Corcoran, a la que se ha llamado “capital agrícola de California”, ocurre un fenómeno ““extraño”: la ciudad se hunde.

La explicación es sencilla. Para regar sus enormes campos de cultivo, los agricultores empezaron en el siglo pasado a bombear agua de fuentes subterráneas y se saca más rápido de lo que la lluvia puede reponerla.

A simple vista no se nota. Fue la NASA con sus satélites la que detectó el hundimiento.

En los últimos cien años, Corcoran se ha hundido “el equivalente a una casa de dos pisos”, explicó Jeanine Jones, responsable del Departamento de Recursos Hídricos de California.

Más caliente

Los vientos débiles y el aumento de la humedad han ayudado a los bomberos, quienes sin embargo se están preparando para las altas temperaturas que superarían los 38 grados centígrados a mediados de la semana.

El intenso humo hacía que la conducción fuera peligrosa para los equipos de bomberos en algunas zonas, y los senderos empinados también dificultaban el acceso.

Miles de residentes han huido de la zona y muchos encontraron alojamiento temporal --incluso viviendo en tiendas de campaña-- en el área, a menudo sin saber si sus casas se han salvado.

El incendio Dixie ya ha destruido cerca de 400 estructuras y destruyó, como se informó, el pueblo histórico de Greenville.

Más de 5.000 personas están luchando contra ese monstruo.

A pesar de las repetidas órdenes de evacuación de las autoridades, algunos residentes se han negado a huir, porque prefieren intentar combatir el fuego por su cuenta que dejarlo todo.

Una investigación informó semanas atrás que el incendio de Dixie puede haberse iniciado cuando un árbol cayó sobre un cable eléctrico de la empresa regional Pacific Gas & Company (PG&E), una empresa privada a la que se culpó del incendio de Camp en 2018, que mató a 86 personas.

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