Verónica Acosta, madre de cuatro hijos, jamás imaginó que al revisar su cuenta bancaria encontraría una cifra que cambiaría su vida en cuestión de horas: $510 millones de pesos argentinos (unos ¢215 millones).
Lo que creyó un milagro, terminó en una causa judicial por defraudación al Estado, estafa y retención indebida de fondos públicos que la tiene como acusada a ella y parte de su entorno familiar.
“Pensé que era un regalo de Dios. Tengo cuatro hijos, necesitaba la plata”, declaró Acosta en una entrevista con Telenoche luego de que el escándalo tomara dimensiones nacionales. Según relató, esperaba una transferencia de apenas $8000 del padre de uno de sus hijos, pero al ingresar al banco se encontró con una fortuna inesperada.
En menos de 24 horas, la mujer comenzó a gastar parte del dinero que había sido girado desde el gobierno por error. Compró electrodomésticos, cerámica para su casa, ropa, una mochila de inodoro y hasta un Ford Ka modelo 2014-2015. También transfirió dinero a familiares: se registraron 66 operaciones de $500.000 cada una. “Fui dos veces al supermercado, compré una heladera, dos televisores (uno para ella y otro para la cuñada), una freidora, un microondas... cosas de la casa”, detalló la mujer que nunca negó los hechos.
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El origen del dinero fue un error administrativo del gobierno de San Luis. El contador responsable del envío fue quien detectó la equivocación y realizó la denuncia. Al día siguiente, la Justicia congeló la cuenta bancaria, allanó la vivienda de Acosta y detuvo a cinco de sus familiares. La jueza de garantías a cargo del caso impuso una fianza para evitar la prisión preventiva de los seis imputados.
“Me encuentro con este dinero, con tanta necesidad me fui a hacer comprar y ayudé a mi familia. Al final quise ayudar y me perjudiqué”, lamentó Acosta en diversas declaraciones periodísticas que hizo durante la semana.
Su abogado, Hernán Echeverría, sostuvo que su clienta no actuó con mala fe: “Nunca fue notificada del error. Tenía las tarjetas y podía usarlas. No se trata de una red de estafadores, sino de personas humildes, sin antecedentes, con domicilio fijo”.
La Justicia logró recuperar más del 90% del dinero, parte de forma voluntaria y otra mediante el bloqueo de cuentas y billeteras virtuales. Sin embargo, el caso generó un fuerte debate social y mediático. Mientras algunos la defienden por actuar desde la necesidad, otros cuestionan su decisión de gastar una suma que no le pertenecía.
“No pude entender la cifra”
Durante la semana, la protagonista del hecho ya había dicho: “Yo estaba esperando una transferencia de $8000 del padre de mi nene. Bueno, me encuentro con este dinero y con tanta necesidad me fui a hacer compras y ayudé a mi familia. Pensé que era un regalo de Dios”.
“En el primer momento, no pude entender la cifra. Llegó la plata y para mí eran $500.000 y después me di cuenta de que eran millones”, explicó.
Ante la pregunta del periodista sobre qué hizo cuando se dio cuenta de que eran millones de pesos, dijo: “Compré cosas que ya se han devuelto y también repartí en la familia. Fui dos veces al supermercado, compré electrodomésticos y después volví a ir”.
La mujer insistió con que no sabía que se trataba de dinero proveniente de las arcas del Estado provincial. “Lo usé para necesidades urgentes”, concluyó.