“Los héroes también lloran”: la obra de arte dedicada a médicos y enfermeros

David de León y otros seis artistas plásticos mexicanos trabajaron durante cinco noches en el mural “Los héroes también lloran”.

Sabían que las 12 horas diarias que dedicaron eran mínimas en relación con todo lo que están haciendo los protagonistas de la obra: médicos, enfermeros y todos los que están en la primera línea, sin descanso, tratando de salvar vidas, de mantener en pie a quienes se contagian de Covid-19.

La obra “Los héroes también lloran” es un homenaje para ellos y un mensaje de solidaridad para que sepan que no están solos.

El mural lo pintaron en una barda de la Preparatoria 2 de la Universidad Autónoma de Guerrero (Uagro), donde se concentra la mayoría de los hospitales en Acapulco.

Cualquier médico que se asome por alguna ventana lo podrá ver.

La noche del 25 de abril, David de León, su esposa, Abigaíl Medina; Víctor Pérez, Larry Salinas, Micky Vega y David Hernández comenzaron a pintar. Decidieron que fuera por las noches para evitar aglomeraciones en una de las avenidas más transitadas del puerto.

Fueron jornadas agotadoras. Llegaban a las ocho de la noche de un día y se iban a las nueve de la mañana del siguiente.

Trabajar sin luz fue complicado: tardaron cinco días en pintar, cuando en otras condiciones lo podrían haber hecho en tres.

La obra está dividida en tres escenas: médicos abrazándose, dándose ánimo; otros, cargando a un paciente en estado crítico, y unos más, con un respirador mecánico.

El mural mide 33 metros de largo y cuatro de ancho, forma parte de una campaña de concientización en esta pandemia.

Es el tercero que han pintado. Los otros dos son: “Pronto volveremos a abrazamos” y “Héroes sin capa”, dedicado a quienes no pueden quedarse en casa porque sus funciones son esenciales en la pandemia.

La idea de la obra surgió de la realidad. David y su esposa escucharon relatos de sus familiares y amigos, quienes son médicos y enfermeras. Les contaron cómo son las jornadas de trabajo en las unidades de cuidados intensivos, donde se lucha contra la crueldad del virus.

Escucharon cómo los médicos y enfermeras pasan jornadas de hasta 14 horas sin salir de esa zona, muchas veces sin comer, sin tomar agua. Les contaron cómo tienen que usar pañales para evitar ir al baño.

Entrando a esas áreas, les dijeron, se sale hasta el fin de la jornada. A David y a Abigaíl los cimbró una historia: un médico que trabaja en Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) en Acapulco les contó que desde hace un mes se despidió de su familia. Le entregó a su madre sus tarjetas bancarias y sus contraseñas, las escrituras de su casa y se fue a vivir a un cuarto que rentó mientras pasa la pandemia.

Al casero no le comentó que es médico, por el temor de que lo corra cuando se entere.

“Comprendimos que se estaba despidiendo, que podría morir, comprendimos de la gravedad de pandemia y del valor de todos los médicos y enfermeras”, dice David, al hablar del homenaje hecho arte.