El último indígena aislado voluntariamente de la selva amazónica de Brasil, conocido como el “Indio del hoyo”, murió esta semana.
El coordinador del Frente de Protección Etnoambiental Guaporé de la Fundación Nacional por el Indio (Funai), Altair José Algayer, lo halló muerto el 23 de agosto.
Algayer vigilaba el territorio cuando encontró el cuerpo sin vida, según supo la agencia Amazonia Real. Un comunicado oficial descartó indicios de violencia en la muerte del indígena.
“No había rastros de la presencia de personas en el sitio, ni se vieron marcas en el bosque a lo largo del camino. Tampoco había signos de violencia o lucha. Las pertenencias, utensilios y objetos de uso habitual de los indígenas permanecieron en sus respectivos lugares. Dentro de la cabaña había dos fogatas cerca de su hamaca”, añade el comunicado.
La Policía Federal examinó el cuerpo del indígena con el apoyo de médicos forenses y peritos criminalistas, que buscan confirmar que la muerte se produjo debido a causas naturales.
La Funai monitorizaba y protegía al “Indio del hoyo”, desde hacía 26 años, cuando fue localizado en la tierra indígena de Tanaru, cerca de la frontera con Bolivia. La Tierra Indígena Tanaru, que tiene 8.070 hectáreas, está clasificada como de uso restringido desde 1998.
Con la muerte de este indígena desapareció su tribu.