En el año 2004, Jeanette Hedström, de 42 años y de nacionalidad sueca, sufrió un brutal accidente automovilístico mientras viajaba con su hermanastra.
El peor de los escenarios se materializó: el choque fue tan fuerte que Jeanette quedó en coma, con múltiples lesiones internas. El cinturón de seguridad le fracturó el diafragma, perforó los pulmones y dañó varios órganos vitales. Su vida pendía de un hilo, según relató al medio colombiano El Tiempo, con información de O Globo.
Una experiencia que trasciende lo físico
En ese momento límite, Jeanette recuerda haber vivido una experiencia cercana a la muerte (ECM): “Gritaba que me moría. De repente, salí de mi cuerpo y me vi desde arriba, como si fuera una escena de película”, contó en la entrevista de O Globo. De alguna manera, su conciencia trascendió lo corporal y la llevó a lo que ella describe como una “sala de espera espiritual”.
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Allí, se encontró con dos ángeles y la figura de su madrina, ya fallecida. Ellos le mostraron dos posibles caminos: uno si decidía morir y otro si regresaba a la vida. Pero no fue solo una visión sobre su destino inmediato… fue mucho más profundo.
Fue entonces cuando algo extraordinario ocurrió. En esa experiencia, Jeanette vio al hombre que más tarde sería su esposo. También percibió la imagen de los hijos que tendrían en el futuro. Como si hubiese reconocido un vínculo anímico, afirmó:
“Reconocí su alma mucho antes de conocernos. También sentí la presencia de nuestros hijos, me di cuenta de que ya estaban conmigo antes de nacer”. Ese descubrimiento fue decisivo para su elección de volver.
Un milagro médico y un nuevo comienzo
A pesar de que los médicos prácticamente le dieron poca probabilidad de volver a caminar, su recuperación fue asombrosa. En cuestión de pocas semanas, Jeanette recuperó su movilidad y salió adelante.
Con el tiempo, conoció a ese hombre de la visión, se casó con él y juntos formaron una familia con dos hijos. La vida le devolvió su milagro de carne y hueso. Hoy, ella dirige retiros espirituales y habla con total libertad sobre su transformación.
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Además, confiesa que perdió un bebé durante un embarazo posterior: “Quizás fue el tercero que he visto o quizás haya uno más por venir. Ya no le temo a la muerte, sé lo que me espera al otro lado”, concluyó.