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Narcos cambian avionetas de hélices por aviones de motor para mover droga

Coronel detalla cómo trabajan en México en la lucha contra los traficantes

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Los grupos criminales modificaron su forma de trabajar para traficar droga por aire y ahora utilizan aviones más veloces con turbinas y de mayor capacidad de carga, en lugar de los de hélice, según reveló Armando Ruiz Ayala, jefe del Área de Operaciones del Sistema Integral de Vigilancia Aérea, de la Secretaría de la Defensa Nacional de México.

El coronel explicó que se trata de aeronaves como la que el Ejército decomisó hace unos días en el estado de Quintana Roo y que transportaba alrededor de una tonelada de cocaína, y tenía capacidad para evadir los radares de detección instalados en la frontera sur y los aviones de la Fuerza Aérea Mexicana.

Aunque precisó que los cárteles no han dejado del todo el uso de las avionetas, Ruiz Ayala enfatizó que en se está viendo el empleo de aviones tipo Gulfstream y Learjet para traficar en el menor tiempo posible drogas, armas y dinero de Sudamérica a México, con destino a Estados Unidos.

Sin embargo, aseguró Ruiz Ayala que el gobierno mexicano cuenta con la tecnología, como es el Sistema Integral de Vigilancia Aérea (SIVA), compuesto por cinco radares en tierra, y una flota de tres aviones con capacidad de detección, que forman un escudo aéreo en la frontera sur del país para responder a las acciones del narcotráfico.

Dicho escudo, dijo, está obligando a los pilotos del crimen organizado a aterrizar antes de ingresar a territorio mexicano, es decir, en Guatemala o Belice: “México cuenta con este escudo aéreo que permite la detección de cualquier vuelo irregular.

"Cuando ellos descubren eso, ya no se atreven a ingresar a esa cobertura (espacio aéreo mexicano) porque saben que van a ser detectados e interceptados y deciden bajar antes”.

Más vuelos

El coronel señaló que, en promedio, detectan tres vuelos irregulares al mes en la frontera sur ligados al narcotráfico, procedentes principalmente de Venezuela, pero, destacó, este enero fue atípico, ya que sumaron nueve, lo que equivale a un incremento con respecto a enero de 2018 y 2019.

“Tenemos estadísticas que nos arrojan un promedio de tres eventos por mes y en este enero llevamos un total de nueve. Si comparamos los meses enero 2018 y enero 2019, hay una gran diferencia, en 2018 tuvimos solamente tres eventos y en este mes de enero sí es atípico, se incrementó a nueve,” comentó el oficial militar.

En el Centro de Mando y Control del SIVA, Ruiz Ayala mencionó que en lo que va de la presente administración el personal militar ha detectado 630 vuelos sospechosos, de los cuales en 80 casos eran ilícitos.

Detalló que con el Sistema Integral de Vigilancia Aérea se tienen identificadas rutas de vuelo y aterrizajes de los aviones vinculados a la delincuencia organizada.

Ruta clara

La ruta más común, dijo, es Venezuela-Nicaragua-México, y arriban a los estados de Chiapas, Quintana Roo y Tabasco, mientras que las principales zonas de aterrizaje son pistas clandestinas, aeródromos no controlados y campos de la planta de alfalfa.

Según el coronel de la FAM, el crimen organizado lleva a cabo el trasiego de droga, vía aérea, casi siempre por la noche, lo que a veces “complica la detección, intercepción y el seguimiento a la aeronave sospechosa, porque es más difícil mantener el blanco de noche de manera visual y se tiene que utilizar la tecnología para complementar la deficiencia humana”, detalló.

De acuerdo con información de la Sedena, los grupos criminales tardan entre cinco y 10 minutos en descargar una aeronave con droga que logra ingresar a México por la frontera sur.

Asimismo, los pilotos del narco programan hasta 12 puntos para aterrizar una vez que atraviesan el espacio aéreo; en muchos casos una vez que descargan la droga incendian las aeronaves.

Así los cazan

Ruiz Ayala agregó que el SIVA funciona en cuatro fases: “La primera de ellas es la detección, a través de los radares que tenemos desplegados, una vez que se lleva a cabo la detección se procede a identificar desde tierra con el intercambio de información con todas aquellas agencias que nos ayudan a identificarlo y si se logra, ahí se detiene el procedimiento.

”Si continúa sin identificarse, a pesar del intercambio de información, pasamos a la segunda fase que consiste en interceptarlo e identificarlo. Este procedimiento se realiza con aeronaves que acuden al punto donde está la nave, se identifica o, en su caso, se procede a la tercera fase, que es darle seguimiento.

“La tercera fase se materializa con las mismas naves interceptoras, con las plataformas aéreas que tienen capacidad de detección radar y también capacidad de visión nocturna para darle seguimiento hasta el punto donde va a aterrizar”, indicó Ruiz Ayala.

“Una vez que aterriza continuamos con la cuarta fase, que es la intercepción terrestre y la consolidación de la misión, donde se logra la detención de algunas personas que se dedican a estas actividades, al trasiego de aeronaves, drogas, armas y dinero, lo que estén materializando en ese momento”, dijo.

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