Papa Francisco: “Nadie se salva solo”

El pontífice rezó prácticamente solo en la plaza de San Pedro por el fin del coronavirus

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“Hay muchos que comprendieron que nadie se salva solo”, dijo de forma tajante el papa Francisco este viernes para resaltar que la lucha contra el coronavirus es de todos: doctores, enfermeros, policías, empleados de supermercados y de todos los que tienen que quedarse en casa.

Estas palabras las dio en un día que quedará marcado porque por primera vez en la historia milenaria de la Iglesia católica, el papa rezó en solitario ante una vacía plaza de San Pedro e instó al mundo a remar juntos contra la pandemia.

El pontífice convocó a una oración especial en la que además impartió la bendición “Urbi et Orbi” (a la ciudad y al mundo) y dio la indulgencia plenaria a los católicos, o sea, el perdón de los pecados.

Todo para pedirle a Dios que acabe a un enemigo que ha matado a más de 26.000 personas en todo el mundo.

"Al igual que a los discípulos del Evangelio, nos sorprendió una tormenta inesperada y furiosa. Nos dimos cuenta de que estábamos en la misma barca, todos frágiles y desorientados, pero al mismo tiempo importantes y necesarios, todos llamados a remar juntos”, dijo el argentino en referencia al capítulo 5 del Evangelio según san Marcos con el que inició la celebración.

"Estamos asustados y perdidos, pero en esta barca estamos todos. Nosotros descubrimos que no podemos seguir cada uno por nuestra cuenta, sino solo juntos”, añadió.

Antes de concluir la celebración que fue transmitida a todo el mundo por radio, tele e Internet, rezó frente a un crucifijo que tienen en la iglesia San Marcelo del Corso, en el centro romano, al que se le atribuye la sanación de la Gran Peste de 1522.

“Señor, no nos abandones en estas tempestad que desenmascara nuestra vulnerabilidad y deja al descubierto esas falsas y superfluas seguridades. La solidaridad es capaz de dar sentido en estas horas en las que todo parece naufragar", dijo.

Ánimo y consuelo

El obispo de Ciudad Quesada, monseñor José Manuel Garita, encontró una fuente de refrescante esperanza en las palabras del papa Francisco.

“Gracias al papa por esta oración que nos ha consolado, que nos ha animado, nos ha llenado de fiel esperanza en el Señor, que es el único en quien está nuestra salvación.

“Me parece que ha sido una oración que no solo ha congregado a la Iglesia católica, sino al mundo entero. Una oración impresionante, sobria, silenciosa, expresión de esta soledad y de este vaciamiento que vivimos en estos momentos”, explicó el obispo.

Le encantó, además, que el argentino siempre buscó animar y fortalecer.

“Una oración que comenzó con la meditación del Evangelio, con este texto de la tempestad calmada que nos invita a no tener miedo, a confiar en el Señor.

"Él está en la barca nuestra, no tenemos que tener miedo. Es una reflexión profunda, sublime, realmente descriptiva de la situación que estamos viviendo”, explicó.

También cree que fue importante que enfatizara en el infinito amor y perdón de Dios.

“Derramó la misericordia de Dios, porque luego en la adoración eucarística y sobre todo con la bendición del Santísimo Sacramento, nos ha dado la bendición a Roma y al mundo, hemos recibido la gracia de la indulgencia plenaria, precisamente para mostrar la cercanía, el amor, la misericordia y el perdón de parte del Señor”, añadió.

Nos necesitamos unidos

Además, destacó la invitación a que el pueblo se una, se ayude, camine junto y luche solidariamente por los suyos y el por el otro.

“Nos ha recordado que no podemos salvarnos solos, que nuestra salvación está en el Señor, estamos realmente en la misma barca del mundo, de la humanidad.

“Es un momento para repensar nuestra vida, nuestra manera de vivir, nuestra relación con Dios y retomar las cuestiones esenciales. No perdernos en tantas cosas secundarias y triviales que realmente son expresión de la autosuficiencia y del orgullo humano que se oponen a la acción de Dios en nuestra vida, quien nos invita a la humildad, a la sencillez y a dejarnos llevar por él”, concluyó.

Llamado de esperanza

El padre Edgar Montoya, párroco en la parroquia de Frailes de Desamparados, se sintió muy bien con el gesto del vicario de Cristo.

“Nunca me he sentido tan Iglesia como hoy, y nunca me he sentido tan llamado a llevar la esperanza cristiana a todos los corazones de buena voluntad”, aseguró el sacerdote.

“Es un llamado a abrazar la cruz, en la esperanza de que él lleva la barca. Cristo sostiene nuestra Fe y nos invita a vivir hoy más que nunca la caridad, porque no nos salvamos solos”, añadió.

El padre Carlos Humberto Abarca también destacó la dosis de esperanza que tenían las palabras de Francisco.

"Ha sido un momento de mucha esperanza. Además, el papa ha unido a la humanidad con este gesto extraordinario.

“El otro aspecto es aceptar que no estamos solos, que Cristo no nos deja ni un instante. Que aunque pareciera que duerme, está despierto”, aseguró el párroco de San Francisco de Dos Ríos.